La amenaza que plantea China para Estados Unidos va más allá del teatro de operaciones del Pacífico, según admitió el Jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea del país norteamericano.
Las advertencias llegaron desde la Air Space Cyber Conference de la Asociación de la Air & Space Forces Association, que reúne a líderes militares, expertos de la industria e innovadores con proyectos en el sector de la Defensa. Desde este podio, se alzaron las voces que advierten sobre el rápido desarrollo de bases del Ejército Popular de Liberación de China en todo el mundo, así como de su avance tecnológico, hecho a la medida de un conflicto con Estados Unidos.

“El desafío de China no es solo una tarea para el INDOPACOM”, señaló allí el teniente general Max Pearson, el jefe adjunto de personal de inteligencia de la Fuerza Aérea. En este sentido, advirtió sobre el alcance global que gana el Ejército Popular de Liberación de China: “Además de su base en Djibouti, el ELP mantiene su voluntad de construir instalaciones militares, acuerdos de cooperación y sociedades en muchos lugares. Estamos viendo esto en Medio Oriente, África y a lo largo del Pacífico”.
La amenaza no es sólo que China encuentre nuevos aliados, sino también el fortalecimiento del eje con otros rivales de Estados Unidos: “También estamos viendo que el ELP se asocia con otros: patrullajes de bombarderos con Rusia, patrullajes navales con Rusia, así como ejercicios combinados del ELP, Rusia e Irán”.
Estados Unidos busca contrarrestar a China con un enfoque global
El Teniente General Pearsons no se quedó en el diagnóstico acerca de la amenaza múltiple que plantea China, sino que pidió encarar la respuesta en Defensa desde un enfoque global: “Lo que pienso que todo esto significa para nosotros es que necesitamos entender, necesitamos estudiar, necesitamos prestarle atención a China en todos nuestros teatros de operaciones”.

Porque esto, aseguró, es lo que ha hecho China: “El ELP observó cómo peleamos, las técnicas que usamos, los sistemas de armamento con los que contamos, y cuando combinás eso con el robo de propiedad intelectual que impulsa buena parte de su modernización… se desarrollaron deliberadamente para contrarrestar el estilo estadounidense de guerra, de lucha, nuestas tácticas, nuestras técnicas”. Alarmado, advirtió que “esta dinámica realmente pone el sentido de urgencia a la necesidad de innovar como fuerza”.
El espacio es la próxima frontera del conflicto entre China y Estados Unidos
Otro de los militares que coincidió con Pearsons fue el Brigadier General Brian Sidari, jefe adjunto de operaciones espaciales para inteligencia, quien reforzó el concepto de que tanto la Fuerza Aérea como la Fuerza Espacial de Estados Unidos deben ser “proactivas” y “pensar globalmente” respecto a China. “Necesitamos pensar en simultáneo y no en secuencia…Necesitamos establecer dilemas globalmente para hace que elijan, ser reactivos”.
Desde su área, Sidari expresó preocupación por la velocidad con la que China desarrolla capacidades espaciales, entre ellas el lanzamiento masivo de satélites: “Estoy preocupado del momento en que los chinos desarrollen la capacidad de hacer vuelos reutilizables, lo que permite colocar más aparatos en orden a una mayor velocidad”.

Durante la conferencia anual de la Air & Space Forces Association, el secretario de la Fuerza Aérea de EE.UU., Troy Meink, también advirtió que Washington corre el riesgo de perder su superioridad militar frente a China y Rusia en el ámbito del espacio. En un discurso que evocó el “momento Sputnik” de 1957, alertó sobre la velocidad con que los adversarios están desplegando nuevas tecnologías militares y llamó a acelerar la innovación para no ceder el terreno estratégico más alto.
Meink comparó la coyuntura actual con el impacto psicológico y estratégico que generó el lanzamiento del satélite soviético Sputnik en 1957. En esa instancia, EE.UU. respondió con un esfuerzo masivo de innovación que culminó en la llegada a la Luna. Hoy, enfatizó, se necesita un compromiso similar para preservar la supremacía en aire y espacio, donde el avance de China y Rusia se ha acelerado a un ritmo que supera con creces la capacidad de reacción del Pentágono.
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