El reciente apoyo del Tesoro de Estados Unidos a Argentina no es inédito, pero sí pone al país en el reducido grupo de naciones que han recibido este tipo de respaldo de Washington D.C.
El pasado lunes 22 de septiembre se anticipaba difícil para el gobierno de Javier Milei por la devaluación sostenida del peso, los bonos y las acciones locales en las últimas jornadas cambiarias. Acaso anticipándose a esto, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, buscó insuflar estabilidad a la economía nacional a través de una serie de tweets publicados antes de la apertura de los mercados. Allí, el funcionario con pasado en el manejo de fondos de inversión aseguró que la administración de Donald Trump tenía “todas las opciones sobre la mesa” para asistir a Argentina, país que calificó como “aliado sistémicamente importante”. Detalles sobre la naturaleza de este apoyo -y sus condicionalidades- podrían conocerse este martes, después de la reunión bilateral que mantendrán Bessent, Trump y Milei en Nueva York, mientras se realiza la Asamblea General de la ONU.

Sin embargo, por las características del andamiaje gubernamental del país norteamericano, muchos apuntaron directamente a una intervención desde el Exchange Stabilization Fund (ESF), un fondo del que el secreatario del Tesoro dispone libremente para intervenir en la situación cambiaria de países que considera estratégicos. Según señalan desde esta institución estadounidense, “el ESF puede ser usado para comprar o vender divisas extranjeras, para mantener activos de divisas extranjeras y Derechos Especiales de Giro (DEG) de EE. UU., y para proporcionar financiamiento a gobiernos extranjeros”.
El rango de acciones posibles con este fondo, cuya liquidez se estima en poco más de USD $20 mil millones de dólares, puede ir desde una asistencia directa a las reservas, a intervenir con este dinero en el mercado para comprar pesos o bonos de la deuda argentina y valorizar estos depreciados activos.
Aunque no sería la primera vez que este fondo se utilice para asistir a países, sí se trata de una medida inusual. Al observar la historia reciente de este tipo de préstamos, Argentina pasaría a integrar un grupo reducido de naciones receptoras de este financiamiento, que nunca llega sin una fuente prevista de retribución.
El reducido grupo de países que recibió el apoyo que el Tesoro de Estados Unidos ofrece a Argentina
Aunque el ESF se ha utilizado en contextos de crisis globales como la crisis de las subprime en 2008 o la pandemia de Covid-19, su uso para la asistencia a países tiene menos historial.

Su último despliegue en este sentido fue en 2011, cuando el Tesoro utilizó el fondo para unirse a una acción coordinada del G7 que buscaban apreciar el yen luego del terremoto que devastó Japón ese año.
Previamente, en 2002, Estados Unidos decidió asistir al gobierno de Uruguay a través del ESF, respaldando el 100% de los depósitos en dólares en los bancos privados y domésticos del país. Sin embargo, se trató de un préstamo puente, destinado a calmar las expectativas devaluatorias sobre el peso uruguayo por una semana, hasta que llegó un préstamo mayor del FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. De esta forma, Uruguay tomó el crédito del Tesoro por USD $1.466 mil millones el lunes 5 de agosto de 2002, y lo repagó con intereses por USD $271.351 el viernes 9 de agosto.
Antes, en 1998, el ESF fue utilizado por la administración de Bill Clinton para asistir a Brasil con USD $5 mil millones, en un momento donde la gestión de Fernando Henrique Cardoso enfrentaba una fuerte presión devaluatoria contra el real. La asistencia llegó como una garantía dentro de las negociaciones por un programa del FMI a 36 meses que incluía un paquete de ayuda de USD $41.5 mil millones. En aquel entonces, Clinton justificó la asistencia aduciendo que “un Brasil fuerte es del interés de Estados Unidos, y el presidente Cardoso lanzó un programa sólido para atacar los problemas fiscales y se comprometió a ejecutarlo prontamente”. Palabras muy similares a las usadas por Bessent sobre Milei.

El mayor desembolso histórico del ESF también llegó de la mano de Clinton, cuando Estados Unidos dispuso USD $20 mil millones para asistir a México, durante la denominada crisis del “tequila”, en 1995. Por parte del Tesoro, la ayuda se distribuyó entre swaps de corto plazo, de medio término y garantías para las reservas mexicanas. El repago de los intereses se canalizó a través de las ganancias de Pemex, la petrolera estatal mexicana, una movida que no pocos temen ver repetirse en el caso argentino. Finalmente, los mexicanos sólo utilizaron USD $13 mil millones y pudieron repagar el crédito, con intereses, en 1997.
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