Miles de mercenarios cubanos fueron reclutados por Rusia para luchar en Ucrania bajo las órdenes de Putin, según denunció la inteligencia militar ucraniana ante legisladores estadounidenses. Se estima que más de 20.000 ciudadanos de la isla firmaron contratos con el ejército ruso. Muchos de ellos habrían sido engañados y luego retenidos contra su voluntad. Este fenómeno que refleja tanto la crisis interna de Cuba como la creciente necesidad de Moscú de refuerzos extranjeros para sostener la guerra.
¿Por qué Rusia busca mercenarios en Cuba?
La inteligencia ucraniana señaló que Cuba se volvió la principal fuente de combatientes extranjeros contratados por Moscú. La promesa de un salario de aproximadamente 2.000 dólares mensuales resulta irresistible para una población golpeada por la inflación, el desempleo y los apagones. Sin embargo, los testimonios recopilados indican que muchos reclutas desconocen las condiciones reales de los contratos y enfrentan severas limitaciones para abandonarlos, quedando atrapados en unidades militares rusas de alto riesgo.

Además de los incentivos económicos, el Kremlin aprovecha la contratación de cubanos para alimentar la narrativa de que su guerra cuenta con apoyo internacional. Al mismo tiempo, evita los costos políticos internos de bajas rusas, debido a que las muertes de extranjeros no generan reclamos dentro de la sociedad local. Según autoridades ucranianas, este sistema transforma a los mercenarios cubanos en piezas desechables dentro de la maquinaria bélica de Putin. Se estima que últimos están expuestos a una esperanza de vida en el frente de apenas cuatro o cinco meses.
Rusia enfrenta el regreso de veteranos de la guerra en Ucrania
Con el regreso de veteranos de la guerra en Ucrania a su tierra natal, los casos de violencia protagonizados por soldados que vuelven del frente comienzan a encender las alarmas en todo el país. Crímenes domésticos, asesinatos y agresiones graves han sido vinculados a excombatientes que carecen de asistencia psicológica o de mecanismos de reinserción social. Expertos advierten que la exaltación oficial de los veteranos como “héroes de la patria” dificulta reconocer los traumas de guerra. En este sentido, dicho contexto alimenta un círculo de silencio y estigmatización en torno a la salud mental.

A ello se suma la reintegración de exconvictos que fueron reclutados en las filas del ejército ruso a cambio de un indulto. Analistas consideran que esta política es el caldo de cultivo perfecto para la aparición de futuros delitos y amenaza con replicar escenarios como el acaecido tras la guerra soviética en Afganistán, cuando los veteranos alimentaron el crimen organizado de los años noventa. En este contexto, el Kremlin enfrenta el dilema de honrar públicamente a los combatientes mientras intenta contener los efectos colaterales de su retorno masivo.
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