Reino Unido realizó nuevos arrestos de ciudadanos acusados de realizar tareas de espionaje y sabotaje en beneficio de Rusia, en un contexto de creciente tensión entre Moscú y Occidente. Las detenciones en Essex se suman a las investigaciones en Lituania y Letonia, donde también fueron desarticuladas operaciones clandestinas. Estos episodios refuerzan la percepción de que la guerra en Ucrania operó como catalizador para que Rusia intensifique sus operaciones encubiertas en territorio europeo, poniendo a prueba la seguridad del Reino Unido y de sus aliados.
Rusia refuerza sus operaciones encubiertas más allá de Ucrania
Los recientes arrestos en el Reino Unido forman parte de un patrón más amplio que apunta a la expansión de las actividades de espionaje y sabotaje atribuidas a Rusia desde la invasión de Ucrania en 2022. Según la policía británica, los sospechosos habrían colaborado con servicios de inteligencia extranjeros. Lo expuesto confirmaría la tendencia señalada por autoridades europeas sobre el uso de proxies para ejecutar operaciones en suelo occidental.

Al mismo tiempo, fiscales lituanos informaron sobre una red que enviaba dispositivos incendiarios camuflados en paquetes hacia distintos países, incluido el Reino Unido. Por su parte, Letonia detuvo recientemente a un individuo acusado de espiar instalaciones militares de la OTAN. Estos casos demuestran que las tácticas de Rusia no se limitan al frente de batalla en Ucrania. Las operaciones buscan generar desestabilización mediante sabotajes y ataques en toda Europa, consolidando así una guerra híbrida que combina la confrontación militar con operaciones clandestinas.
Moscú y la guerra híbrida en suelo europeo
Los recientes arrestos en Reino Unido y las operaciones frustradas en Lituania y Letonia pueden ser considerados como parte de un patrón más amplio. Al observar con atención informes elaborados en los últimos meses, puede vislumbrarse la estrategia de Rusia de extender el espionaje y el sabotaje en múltiples países europeos. A mediados de 2025, el servicio de inteligencia de República Checa (BIS) advirtió en su informe anual que Moscú ha estado reclutando migrantes a través de Telegram para llevar a cabo acciones ilícitas. La información documentada refiere acciones desde filmar bases militares y centros logísticos hasta organizar incendios provocados en instalaciones críticas.

Este modus operandi confirma lo que los fiscales lituanos habían documentado con los envíos de paquetes incendiarios. Dichas prácticas consistirían en el uso de proxies para ejecutar planes que, al margen de asestar contra infraestructuras, buscan sembrar miedo e incertidumbre en la sociedad. En el caso checo, también se mencionan intentos fallidos de ataques contra depósitos de transporte público y la manipulación de instituciones como la Iglesia Ortodoxa Rusa, señalada por BIS como un instrumento de influencia del Kremlin.
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