Las Fuerzas Armadas de Dinamarca excluyeron a sus pares de Estados Unidos de su último ejercicio militar en Groenlandia, un territorio semiautónomo que el presidente norteamericano Donald Trump mostró intenciones de incorporar a su país.
En este contexto de tensión –Dinamarca asegura que le corresponde a los groenlandeses decidir su futura soberanía- el ejercicio militar Artic Light 2025 fue el más grande en la historia moderna de la isla. Su objetivo fue reforzar la capacidad de coordinación para la defensa del territorio entre las tropas danesas y de Groenlandia, que avanza democráticamente hacia su independencia en un proceso de largo plazo, todavía bajo la tutela de Copenhague. Las operaciones involucraron a 550 efectivos, entre los que hubo contribuciones de aliados de la OTAN como Francia, Alemania, Noruega y Suecia.

El gran ausente fue Estados Unidos, que opera en la isla la Base Espacial Pituffik, pero sólo estuvo presente a través de dos observadores militares. Aunque el secretario de Defensa, Pete Hegseth, fue invitado también en calidad de espectador, no asistió al simulacro. El comandante danés designado en el Ártico, Soren Andersen, confirmó que no hubo tropas norteamericanas en la actividad: “Trabajamos con los colegas de la base espacial Pituffik, pero no fueron invitadas unidades para este ejercicio”.
Según el militar, las fuerzas armadas de los dos países tienen “una relación muy buena”, cimentada en las operaciones que los estadounidenses llevan adelante en la región noroeste de la isla. Sorensen informó además que pilotos daneses de F-12 visitaron la base y tomaron café con el comandante adjunto.
Groenlandia crece en importancia estratégica en un Ártico que cambia
Distintos factores brindan a Groenlandia una importancia estratégica que moldea los eventos que suceden en la isla no continental más grande del mundo.
El cambio climático está facilitando el acceso a rutas marítimas que podrían rivalizar con el Canal de Panamá o el Mar Rojo, lo que ha motivado a Rusia y China a reforzar su presencia en la región. Moscú ha ampliado sus bases y flota de rompehielos, mientras que Pekín ha participado en maniobras conjuntas en el Ártico.

Además, el deshielo revela la existencia de importantes yacimientos de minerales en Groenlandia, donde se hallan 25 de las 34 componentes considerados materias primas críticas por la Comisión Europea. Este tipo de componentes motorizan la fabricación mundial de chips y semiconductores, entre otros productos tecnológicos como baterías y paneles solares, por lo que representan un importante activo que es seguido de cerca por las potencias de todo el mundo.
Donald Trump busca acercar Groenlandia a Estados Unidos
Por la conjunción de factores tácticos y económicos, Donald Trump hizo de la adhesión de Groenlandia a Estados Unidos una de sus propuestas de campaña, que reforzó distintas veces en lo que va de su segundo mandato.
Durante un discurso ante el Congreso este año, el mandatario aseguró que el control estadounidense de Groenlandia era esencial “por seguridad nacional e incluso seguridad internacional”. De todas formas, buscó mantener un vínculo cordial con la población de la isla, al supeditar su adhesión a una voluntad democrática: “Si lo eligen, les damos la bienvenida a los Estados Unidos de América“.
Sin embargo, en una medida que marcó un giro significativo en la estrategia de defensa de EE.UU., Trump dispuso la transferencia de Groenlandia del área de responsabilidad del Comando Europeo al Comando Norte de Estados Unidos, fortaleciendo el control sobre el Ártico. Consultado en público, el presidente nunca llegó a descartar una intervención militar en Groenlandia, algo para lo que Pete Hegseth afirmó que existen “planes de contingencia”.
Pero la administración Trump también intenta una especie de operativo de seducción sobre los 57.000 habitantes de la isla, que recibieron la visita de funcionarios de primer nivel. Así, pasaron por Groenlandia el primogénito del magnate, Donald Trump Jr., y el vicepresidente J.D. Vance.

El vicepresidente visitó la Base Espacialmente Pituffik, anteriormente conocida como Base Aérea Thule, donde están las tropas estadounidenses estacionadas en Groenlandia. Operado por la Fuerza Espacial de Estados Unidos, este puesto desempeña un papel clave en la misión de alerta temprana de misiles, defensa antimisiles y vigilancia espacial para la seguridad nacional y la superioridad espacial.
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