Un nuevo estudio alerta sobre la rápida expansión militar de China, destacando los avances de la República Popular en su esfuerzo por transformar al Ejército Popular de Liberación (EPL) en una fuerza de clase mundial. El documento, elaborado por el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (Stiftung Wissenschaft und Politik), subraya que este proceso, impulsado por Xi Jinping desde 2015, busca garantizar que el país esté preparado para librar conflictos de alta intensidad en su periferia, particularmente en escenarios vinculados a Taiwán y el Mar de China Meridional.
Las reformas estructurales del EPL
Las reformas militares emprendidas por Xi Jinping han buscado superar las debilidades históricas del EPL, que durante décadas estuvo marcado por la corrupción, el exceso de burocracia y un enfoque centrado en la defensa territorial terrestre. Desde 2015, las transformaciones se orientan a crear una fuerza profesional, tecnológicamente avanzada y con capacidad para ejecutar operaciones conjuntas en múltiples dominios: tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio.

Este rediseño estructural incluyó la disolución de los antiguos departamentos generales, la creación de comandos conjuntos regionales y la integración de nuevas ramas como las fuerzas de apoyo en ciberseguridad y aeroespacio. Sin embargo, pese al notable progreso, persisten obstáculos significativos. La centralización del poder en manos de Xi ha reforzado la lealtad al Partido Comunista, pero limita la flexibilidad operativa al impedir un mando más descentralizado. Además, la falta de experiencia en guerras modernas plantea dudas sobre la eficacia real del EPL en caso de un conflicto con una potencia de similar capacidad, como EE.UU.
China frente al poder estadounidense
La transformación del EPL no puede analizarse como un hecho aislado: está directamente vinculada a la rivalidad con EE.UU. Washington percibe a China como su principal competidor estratégico y ha diseñado políticas de contención integrada para enfrentar su ascenso. El estudio subraya que la modernización del EPL busca precisamente preparar a Pekín para librar conflictos de alta intensidad en su periferia inmediata (especialmente en torno a Taiwán), un escenario en el que una eventual intervención estadounidense es considerada altamente probable.

La proyección de poder chino también repercute en sus vecinos y en los aliados de Washington en la región, como Japón, Corea del Sur y Australia. Estos países, junto con la OTAN y la Unión Europea, siguen de cerca los avances del EPL, conscientes de que un conflicto en el Indo-Pacífico tendría implicaciones globales para la seguridad y la economía. La expansión militar de China, aunque todavía enfrenta limitaciones estructurales y organizativas, ya ha modificado la planificación estratégica de EE.UU., que despliega cada vez más medios en el Pacífico para asegurar su superioridad. Así, la competencia entre ambos poderes se consolida como el eje central de la seguridad internacional en las próximas décadas.
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