Nepal atraviesa un momento histórico tras la designación de su primera ministra, Sushila Karki, ex presidenta de la Corte Suprema, quien asumió como líder interina después de una ola de protestas masivas contra la corrupción y el nepotismo. En una coyuntura sin precedentes, una mayoría de jóvenes de la Generación Z respaldó el nombramiento de la mandataria a través de una votación informal en la plataforma Discord, que se ha convertido en un espacio central de organización política en el país. La crisis, que dejó más de 50 muertos y forzó la renuncia del ex primer ministro K.P. Sharma Oli, marca un punto de inflexión en la política nepalesa.
El inesperado ascenso de Sushila Karki
Sushila Karki, de 73 años, no es una figura tradicional de la política, pero sí una de las más respetadas en el ámbito judicial. Su trayectoria como primera mujer en ocupar el cargo de presidenta de la Corte Suprema estuvo marcada por una firme postura contra la corrupción y el clientelismo, valores que hoy conectan con los reclamos de los manifestantes. Durante su gestión, Karki enfrentó incluso un intento de destitución impulsado por el oficialismo, luego de que bloqueara un nombramiento cuestionado para jefe de la policía. Aquella resistencia consolidó su imagen como una jueza incorruptible y valiente.

Lo que sorprende ahora es que su salto a la jefatura de gobierno se dio en un contexto completamente nuevo: el apoyo directo de los jóvenes organizados en Discord, una herramienta digital que pasó de ser un espacio de socialización a un verdadero parlamento alternativo en Nepal. Allí, miles de usuarios debatieron, organizaron manifestaciones y finalmente respaldaron el nombre de Karki como una salida a la crisis. Su llegada al poder refleja tanto la pérdida de confianza en las élites políticas tradicionales como el papel cada vez más decisivo que las plataformas digitales juegan en la política contemporánea.
Nepal y su impacto en Asia del Sur
La crisis política en Nepal no solo refleja el hartazgo interno contra la corrupción, sino que también tiene repercusiones directas en el equilibrio geopolítico del sur de Asia. Ubicado estratégicamente entre India y China, el país ha cultivado históricamente una política de equilibrio que hoy se pone a prueba en un contexto de inestabilidad. Mientras Nueva Delhi observa con interés un eventual debilitamiento de la influencia china tras la caída de K.P. Sharma Oli, Pekín teme que el nuevo liderazgo, respaldado por los jóvenes movilizados incluso desde plataformas digitales como Discord, busque un acercamiento hacia Occidente o hacia su vecino del sur.

En paralelo, Pakistán sigue de cerca los acontecimientos, consciente de que los movimientos juveniles que sacudieron a Katmandú podrían inspirar cuestionamientos similares a su propio establishment. Más allá del ámbito regional, lo que ocurre en Nepal resuena a nivel global. La caída de un primer ministro tras masivas protestas juveniles se suma a episodios recientes en Sri Lanka y Bangladesh, reforzando una tendencia en la que los movimientos sociales, apoyados por herramientas digitales y foros como Discord, desafían a élites enquistadas.
Para actores internacionales como EE.UU. y la Unión Europea, la estabilidad de Nepal es clave tanto por razones de seguridad, dado su papel en las rutas de tránsito hacia el Himalaya, como por su simbolismo: un recordatorio de cómo la presión social puede alterar gobiernos en una región marcada por democracias frágiles y tensiones geopolíticas persistentes.
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