El Reino Unido avanzó en su decisión de transferir las Islas Chagos, excepto su base militar en la isla Diego García, a la República de Mauricio. Este movimiento ha captado la atención internacional debido al precedente que podría establecer en los reclamos de soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.
La Cámara de los Comunes, Cámara Baja del Parlamento con sede en Londres, aprobó en segunda lectura por 330 a 179 votos la propuesta acordada entre el Reino Unido y Mauricio para disolver su soberanía en este Territorio británico de Ultramar, uno de los 14 -incluido el archipiélago de las Islas Malvinas- que todavía pertenecen al país europeo en el mundo.
De culminar su proceso legislativo, la ley significará que el British Indian Ocean Territory, como se llama el archipiélago de Chagos oficialmente, dejará de existir. Su soberanía volverá a corresponder a la República de Mauricio culminando un reclamo que el pequeño país insular lleva adelante desde la década del 80.

En el pasado, incluso después de que fallos internacionales decretaran que la soberanía sobre las islas pertenecía a Mauricio, el Reino Unido antepuso sus necesidades de defensa. Es que la isla de Diego García, uno de los territorios de este archipiélago ubicado estratégicamente cerca de rutas comerciales del Indo-Pacífico, alberga una base militar operada en conjunto con el ejército estadounidense cuyo funcionamiento se mantendrá por 99 años, según lo acordado entre ambos países.
La instalación de la base militar en Diego García significó un gran sufrimiento para los habitantes del archipiélago, que fueron desplazados de sus hogares por parte de los británicos entre 1968 y 1973. Tanto Londres como el gobierno de Mauricio afirmaron ser “conscientes que el tratamiento pasado a los chagosianos deja un legado profundamente lamentable”, por lo que el nuevo acuerdo permite a la república africana “libertad para implementar un programa de reubicación en las islas del archipiélago, excluyendo Diego García”.
¿Un favor a China?
El acuerdo para ceder la soberanía sobre Chagos a Mauricio no estuvo exento de críticas parlamentarias, sobre todo de los conservadores, que sostuvieron que se trata de un “favor” del gobierno británico a China.
Sir Iain Duncan Smith, integrante de la alianza inter-parlamentaria con China, advirtió que la ley podría poner a Pekín “dos o tres pasos adelante: “China tiene los ojos puestos en ese importante flujo del tráfico comercial que pasa justo por abajo de las Islas Chagos, al que siempre quisieron tener la posibilidad de bloquear, controlar o interferir”.

La secretaria de Estado en la sombra de Asuntos Exteriores, Priti Patel, señaló que “no es sorpresa” que los rivales estratégicos del Reino Unido “estén haciendo fila para hacerse amigos de Mauricio”. La parlamentaria conservadora aseguró que el gobierno de Port Louis ha sido “ampliamente cortejado” por Irán, Rusia y China, que ahora podrán establecer proyectos “a sólo unas millas” de Diego García.
En cambio, la administración laborista adujo que la cesión parcial de soberanía era importante para asegurar el funcionamiento de la base militar. En este sentido, señalaron que fallos internacionales contra el Reino Unido, por ejemplo respecto a la convención de las Naciones Unidas respecto al derecho marítimo (UNCLOS), podían afectar la capacidad de Londres de proteger el espectro electromagnético de Diego García de interferencias.
Un precedente para Malvinas
La decisión política del Reino Unido de entregar las Islas Chagos a Mauricio se hizo sin consultar a sus actuales habitantes, algo que contrasta con los argumentos esgrimidos en favor de la determinación de los pueblos con los que Londres defiende otros Territorios de Ultramar como las islas Malvinas, Georgias y Sándwiches del Sur.
El único parlamentario laborista que votó contra el proyecto, Peter Lamb, adujo esta posición: “Creo que no podemos entregar estas islas, porque no son nuestras para dar en primer lugar”. “Esta Cámara le ha hecho un daño enorme a los chagosianos, desde su esclavitud hasta el presente. Creo que entregar estas islas a Mauricio sin su consentimiento puede hacer que algo de este daño sea permanente”, añadió.

De todas formas, la decisión de su gobierno de avanzar en esta dirección -y la posterior aprobación parlamentaria del proyecto- demuestran que los argumentos de Londres especto a sus Territorios de Ultramar tienen más que ver con la conveniencia estratégica que con el derecho internacional.
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