El secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, advirtió recientemente a Europa que los países del continente deben dejar de comprar petróleo y gas a Rusia, o de lo contrario Washington comenzará a actuar “más agresivamente”. Estados Unidos considera que sus aliados europeos deben cortar lazos energéticos con Moscú y optar por hidrocarburos de origen estadounidense.

Estas afirmaciones surgen luego de los comentarios del presidente estadounidense, Donald Trump, de que está preparado para iniciar una “segunda fase” de sanciones a Rusia. En una entrevista al Financial Times publicada el 8 de septiembre, Wright destacó: “Si los europeos trazaran una línea y dijeran: ‘No vamos a comprar más gas ruso, no vamos a comprar petróleo ruso’. ¿Tendría eso una influencia positiva para que Estados Unidos se inclinara también de forma más agresiva (sobre las sanciones)? Por supuesto”.
El secretario añadió que ese cambio cumpliría un acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, que obligue al bloque a comprar recursos energéticos estadounidenses por un valor de 750.000 millones de dólares para finales de 2028. Para el funcionario, “Rusia financia su maquinaria bélica con las exportaciones de petróleo y gas natural, y si se cortan las compras europeas de estos productos, se reduce su dinero”.
La UE acelera la desconexión energética, pero el consenso aún está lejos
Las declaraciones se producen en un momento crítico para la Unión Europea, que busca cortar con su dependencia de los combustibles fósiles rusos cuanto antes. Pero más allá de ser conscientes de que estas compras siguen financiando el esfuerzo bélico del Kremlin contra Ucrania, en 2024 el bloque importó 52.000 millones de metros cúbicos de gas ruso y 13 millones de toneladas de petróleo crudo.
Las promesas por diversificar sus fuentes de suministro energético siguen latentes. El pasado mes de junio, Bruselas propuso una prohibición jurídicamente vinculante de todas las importaciones de combustibles fósiles rusos para finales de 2027, aunque algunos miembros son reacios a tomar tal decisión porque consideran que acarreará consecuencias económicas.

En este contexto, Anna-Kaisa Itkonen, portavoz de la Comisión Europea para el clima, la energía, el transporte y la fiscalidad, afirmó que la UE tiene el claro objetivo de eliminar cuanto antes los suministros energéticos rusos, no sólo de gas, GNL y petróleo, sino también de energía nuclear. Destacó que la Comisión Europea “mantiene firmemente” el objetivo de poner fin a las importaciones energéticas desde Rusia para el próximo 2027, expresando su esperanza de que los legisladores alcancen un acuerdo “para finales de año”.
“Cuanto antes tengamos esa prohibición de las importaciones, mejor será nuestra seguridad energética, independencia y estabilidad de precios. Rusia ha sido durante años un proveedor de energía poco fiable para la UE. Si queremos ser energéticamente independientes en la UE, es un paso necesario que tenemos que dar, todos juntos, como Unión”, afirmó Itkonen.
Entre la presión estadounidense y la dependencia energética de Moscú
Más allá de los comentarios de Trump, expertos consideran que continuar por este camino e imponer más sanciones a los compradores de petróleo ruso tendrá consecuencias amplias, como la interrupción de los flujos del hidrocarburo. Según el jefe global de investigación y análisis de la comercializadora de energía Gunvor (GGL.UL), Frederic Lasserre, Trump “es serio acerca de ir por sanciones mucho más duras”, pero las mismas “podrían golpear los suministros en más de 1 millón de barriles por día (bpd)”.
“La cuestión es la naturaleza de las sanciones… Y hoy en día, si no impones ninguna sanción a los compradores, a China e India, entonces el resto es pura retórica”, subrayó el experto. Sus afirmaciones no son erróneas: India, después de China, es el principal comprador de petróleo ruso.

En ocasiones anteriores, Trump ha hecho énfasis en que las importaciones de petróleo de la India están ayudando a financiar el esfuerzo bélico de Moscú contra Ucrania. Esto lo llevó a imponer un arancel del 50% a las importaciones procedentes de la India.
Pero Nueva Delhi sostiene, por el contrario, que sus compras de petróleo ruso han mantenido el equilibrio de los mercados y evitado la subida de los precios mundiales del crudo. Además, su postura es firme: India seguirá comprando petróleo ruso si resulta económico. Así lo declaró la ministra de Finanzas india, Nirmala Sitharaman, el pasado viernes, sumado a que los líderes de China, Rusia, India y Brasil en las últimas cumbres indicaron que no aceptarán “más” sanciones estadounidenses.
La retórica por la compra de recursos energéticos se endurece constantemente, pero las consecuencias no son plenamente tenidas en cuenta. Si Trump continúa insistiendo en escalar con nuevas sanciones, profundizará el resentimiento entre aliados y rivales, lejos de “disciplinar” al sistema internacional. Esto podría debilitar los márgenes de maniobra de Estados Unidos, en un contexto mundial cada vez más fragmentado.
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