A partir de la dirección del Reino Unido, Ucrania mantiene a sus soldados en plena formación y adiestramiento con entrenadores occidentales. El objetivo es entrenar a un menor número de efectivos, pero con mayor capacidad de especialización.

La formación occidental para las tropas ucranianas se amplió a petición de la propia Ucrania, y el responsable de la formación, el coronel británico Boardman, considera que es una decisión “valiente”. Principalmente porque Ucrania apuesta por la destreza frente a la masa que supone Rusia, centrándose en la calidad más que en la cantidad.
Formación occidental y decisiones cruciales
El entrenamiento de soldados ucranianos se lleva a cabo a través de la Operación Interflex, donde el Reino Unido y sus aliados han adiestrado a miles de tropas ucranianas en los métodos de guerra occidentales. A petición de Ucrania, el curso para nuevos reclutas se amplió recientemente de cinco a siete semanas.

Boardman describió la elección de Ucrania como “una decisión muy consciente ante el enorme desajuste cuantitativo con las fuerzas armadas rusas”, que son mucho más grandes, con más gente y significativamente más equipo. Considera que Ucrania podría haber presionado para que el entrenamiento fuera más corto y rápido con el fin de enviar más soldados al frente, pero “pidió lo contrario”: que estén más tiempo, que sean mejores.
Según Boardman, “la idea es que sean más letales, más eficaces cuando vuelvan al frente”. El coronel considera que la decisión de Ucrania de celebrar cursos más largos implica menos cursos al año, por ende una reducción del número de personas que reciben formación; no obstante, eso se compensa cor la mayor calidad de los resultados, afirmó.
La estrategia de Ucrania versus la táctica de Rusia
Desde 2022, el Reino Unido y las naciones aliadas han adiestrado a más de 56.000 ucranianos en el marco de la Operación Interflex, mientras que las propias academias y el Estado Mayor de Ucrania imparten instrucción adicional en su país. Los ucranianos consideran que la formación occidental tiene un valor adicional, además de que el adiestramiento también sirve a los propios militares de la OTAN, que “utilizan su experiencia para guiarse”.
A ello se suma que, como Ucrania no puede igualar a Rusia en número de efectivos, busca que sus tropas sean lo más letales y eficaces posible. Para los entrenadores, esto hace que un recluta básico ucraniano sea “mucho mejor que un recluta ruso”, que puede haber recibido formación durante sólo unas semanas, o incluso unos días.

Esta decisión de priorizar una formación más larga y de mayor calidad es completamente diferente al enfoque ruso. El entrenamiento de las tropas de Moscú es comparativamente corto, y por ello muchos soldados han sido enviados al frente de batalla con apenas unos días de preparación. Ucrania, por el contrario, ha ampliado constantemente su programa de entrenamiento. Más allá de la Operación Interflex, Kiev alargó la formación básica obligatoria de 30 a 45 días a finales de 2024, aunque posteriormente se volvieron a recortar algunas funciones de apoyo.
Kiev ha resaltado en varias oportunidades la importancia de la calidad del adiestramiento de sus tropas. El pasado diciembre, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, declaró que “la calidad de la formación es lo que influye en gran medida en la eficacia de nuestros soldados en las batallas y, por supuesto, salva las vidas de nuestros chicos”.

Además, la división entre cantidad y calidad se manifiesta no sólo en el adiestramiento sino también en el campo de batalla. Según Boardman, “el enfoque ruso es extraordinariamente despilfarrador de su gente”. Y es que Rusia ha sido acusada en repetidas ocasiones, incluso por sus propios soldados, de enviar oleada tras oleada de hombres apenas entrenados a morir en pos de “abrumar” a las defensas ucranianas.
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