Uno de los buques estadounidenses estacionados en el Caribe sur con el argumento de combatir el narcotráfico fue sobrevolado por dos cazas F-16 de Venezuela, en un nuevo episodio que escala la tensión entre los países que dirigen Nicolás Maduro y Donald Trump. Los tripulantes del un destructor de la Armada de EE.UU. pasaron por momentos de incertidumbre cuando vieron sobre el cielo dos F-16 de la Aviación Militar Bolivariana, aunque el delicado cruce solo fue confirmado por fuentes militares luego de que lo revelara CBS.
Cómo señaló Zona Militar, las aeronaves protagonistas del hecho son, paradójicamente, de origen estadounidense y adquiridos por Venezuela décadas atrás. A pesar de su antigüedad y de los embargos que pesan sobre el país en materia de adquisición de armamento militar, este país realiza grandes esfuerzos para mantenerlos operativos a fin de custodiar el espacio aéreo, como también para llevar adelanta misiones de ataque.

Cómo fue el cruce entre F-16 de Venezuela y un destructor de Estados Unidos en el Caribe sur
El Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmó el amenazante sobrevuelo, que fuentes militares describieron como una “muestra de fuerza”.
“Hoy (por ayer, jueves 4), dos aviones del régimen militar de Nicolás Maduro volaron cerca de una embarcación estadounidense en aguas internacionales”, comienza el comunicado oficial. “Este movimiento altamente provocativo tiene el objetivo de interferir con nuestras operaciones para contrarrestar operaciones narco-terroristas”, continuaron antes de rematar con una amenaza al Palacio de Miraflores: “El cartel que controla Venezuela es fuertemente aconsejado a no continuar ningún esfuerzo posterior para obstruir, desalentar o interferir operaciones contra-narcóticos o contra-terroristas llevadas adelante por el Ejército estadounidense”.
No se informó si el buque estadounidense realizó alguna acción ante la presencia de los aviones bolivarianos, una falta de detalle que se está volviendo común en el capítulo más reciente de la tensión entre Caracas y Washington D.C, que desplegó siete buques de guerra y un submarino a propulsión nuclear en el Caribe sur, con el argumento de combatir al narcotráfico favorecido por Venezuela.
La escalada entre Venezuela y Estados Unidos
El inicio de septiembre ilustra una tensión creciente entre Estados Unidos y Venezuela que, aunque lleve más tiempo, recientemente entró en una deriva de incierto final, con demostraciones mutuas de fuerza.
Una de las acciones más dramáticas de la escalada fue la destrucción de una barcaza, acusada de transportar droga, en el Caribe sur. La noticia fue compartida por el mismo Donald Trump, quien convocó a una conferencia de prensa en la Casa Blanca para dar la noticia: “Acabamos, en los últimos minutos, de literalmente destruir un barco, un barco que transportaba droga, muchas drogas en ese barco”. Ya entonces el mandatario prometió futuros ataques cuando dijo: “hay mucho más de donde vino eso”.

Días después, el Secretario de Estado del país norteamericano, Marco Rubio, ahondó en esta amenaza en una conferencia de prensa, cuando dijo que este tipo de ataques “volverán a ocurrir”. A la vez, Rubio afirmó que otro tipo de estrategias previas para frenar al narcotráfico no funcionaron. “Lo que los frena es volarlos por los aires, deshacerse de ellos”, sentenció.
En el discurso de la administración Trump, Venezuela y narcotráfico son sinónimos. Previamente, el Departamento de Justicia de ese país ya había declarado organización terrorista al Cartel del Sol, una denominación que las autoridades estadounidenses usan para englobar las conexiones oficiales del régimen con el narcotráfico, y señaló al líder chavista Nicolás Maduro como su cabeza operacional.
A modo de respuesta, el régimen venezolano buscó mostrar músculo militar con una campaña de reclutamiento nacional destinada a reforzar las filas de la Milicia Bolivariana y la reserva de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas. Concluida en agosto, Maduro dijo que la campaña sumó 8,2 millones de efectivos a estas fuerzas. Ahora, el sobrevuelo de dos cazas de combate sobre un buque estadounidense se suma a este repertorio de acciones disuasivas, que sólo profundizan la tensión.
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