Tecnología rural argentina con un impacto global: el uso de silobolsas, que tienen origen nacional, fueron clave para resguardar granos en Ucrania tras la destrucción de silos e infraestructura agrícola en manos de Rusia. Y es que lo que comenzó como una solución para el campo argentino, terminó convirtiéndose en una adaptación logística internacional.
Del forraje al grano seco: cómo Argentina reinventó una tecnología agrícola global
Las silobolsas, ahora utilizadas para almacenar granos húmedos, se desarrollaron en la Argentina en los años 90, revolucionando el manejo de poscosecha. Puntualmente, permiten un almacenamiento flexible y de bajo costo, que permite al sector agrícola y agroexportador contar con otras soluciones que no sean necesariamente fijas.

Ricardo Bartosik, especialista del INTA Balcarce, explicó que la tecnología comenzó a llegar al país a fines de los años 80 y principios de los 90, inicialmente para reservas forrajeras, pero fue la Argentina el país que cambió su uso y, por ende, su relevancia. La adaptación local de las silobolsas derivó en el desarrollo de una maquinaria específica. Según Bartosik, “no había extractora para grano seco, la embolsadora era muy diferente. Entonces se desarrollaron embolsadoras, extractoras y bolsas con características específicas para resistir las tensiones del grano seco. Ese desarrollo se inventó acá”.
Un paquete tecnológico con sello nacional: maquinaria, diseño y conocimiento exportable
Para el experto del INTA, “cambió la producción en Argentina para siempre”, específicamente la comercialización de granos. “Ahorras costos, tiempos y se puede segregar el grano. Se trata de un paquetito tecnológico: embolsadora, extractora, bolsa, termoselladora y el know-how de cómo hacerlo. Ningún otro país puede ofrecer todo el paquete junto, y esa es la ventaja argentina”, remarcó.
Hoy, Argentina lidera la producción mundial de silobolsas y maquinaria asociada, con seis empresas fabricantes y exportaciones a más de 50 países. La readaptación de la Argentina en los años 90 de un elemento como las silobolsas en Argentina fue crucial para el conflicto ruso-ucraniano.

De emergencia logística a solución estructural: el rol de las silobolsas en la guerra de Ucrania
Una de las mejores estrategias que ambos países llevaron a cabo a lo largo de estos últimos 3 años de conflicto fue la de atacar infraestructuras críticas. Rusia destruyó parte de la infraestructura de almacenamiento agrícola de Ucrania, haciendo que el país (que depende económicamente, en gran medida, de la exportación de granos) pierda el 14% de su capacidad de silos.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), debido a este escenario, otro 49% quedó bloqueado u ocupado, con 22 millones de toneladas de granos sin destino. La FAO consideraba que la urgencia era crítica, por lo que lanzó un plan de emergencia crucial: recaudó 3 millones de dólares y adquirió 30.000 silobolsas, principalmente a países europeos.
Esta tecnología permitió resguardar la cosecha en plena guerra, manteniendo la mecanización agrícola y evitando pérdidas masivas de los productos. Y si bien no fueron compradas directamente a la Argentina, las silobolsas acarrean el know-how y el diseño original del territorio nacional. En este contexto, la experiencia ucraniana demuestra que una innovación nacida en los campos argentinos puede ser clave en contextos de emergencia. Y en un mundo donde los conflictos bélicos, el cambio climático y las crisis logísticas amenazan la seguridad alimentaria, el modelo argentino ofrece una alternativa concreta, replicable y eficiente.
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