El dominio histórico de los portaaviones estadounidenses enfrenta un desafío sin precedentes. Un estudio advierte que China ha consolidado una capacidad real de hundir a estas naves, símbolo de la supremacía naval de Washington desde la Segunda Guerra Mundial. La amenaza se centra en el desarrollo de misiles balísticos antibuque (ASBM) como el DF-21D, apodado “carrier killer”, capaz de alcanzar blancos en movimiento desde más de 1.500 kilómetros de distancia y a velocidades hipersónicas superiores a Mach 10. A este se suma el DF-26B, conocido como “Guam Killer”, que amplía el rango de ataque a más de 4.000 kilómetros e incorpora variantes de doble uso contra objetivos terrestres y navales.

Lo que tenés que saber
- Un nuevo estudio advierte que China dispone de misiles balísticos antibuque capaces de neutralizar portaaviones estadounidenses.
- El DF-21D y el DF-26B, conocidos como “asesinos de portaaviones”, pueden alcanzar objetivos a más de 1.500 y 4.000 kilómetros respectivamente.
- El sistema de ataque se apoya en una red de satélites, radares de largo alcance, drones y submarinos que integran la “kill chain” china.
- La saturación de defensas con misiles hipersónicos como el DF-17 podría dejar obsoletas a las principales plataformas de proyección de poder naval de EE.UU.
El recuerdo de 1996 y la obsesión china
El estudio del National Security Journal afirma que el origen de esta estrategia remite a la crisis del Estrecho de Taiwán de 1996, cuando Pekín no pudo responder al despliegue de dos grupos de portaaviones enviados por Washington. Esa humillación estratégica derivó en una doctrina de largo plazo orientada a negar el acceso de EE.UU. a las aguas del Pacífico Occidental.

Consciente de que no podía igualar a la Armada estadounidense en número de portaaviones o aviación embarcada, China optó por el desarrollo de un “mazo del asesino”: un arsenal de misiles de precisión respaldado por la Fuerza de Cohetes del EPL (PLARF), capaz de proyectar coerción estratégica desde su territorio continental.
Una red letal de sensores y misiles
Más allá de los vectores, lo que convierte a esta amenaza en crítica es la construcción de una vasta red ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento). China desplegó satélites ópticos y de radar, radares transhorizonte, drones como el WZ-8 y una flota pesquera y submarina que actúan como nodos de información. Este sistema integrado permite localizar y seguir a los grupos de portaaviones para guiar ataques coordinados de misiles balísticos e hipersónicos.

El DF-17, equipado con vehículos planeadores hipersónicos (HGV), añade un nivel adicional de complejidad: trayectorias planas y maniobrables que reducen la ventana de detección e interceptación de sistemas como el Aegis. La combinación de DF-21D, DF-26B y DF-17 en salvas masivas podría saturar cualquier defensa naval, donde un solo impacto bastaría para inutilizar el puente de vuelo de un portaaviones.
El fin de una era naval
Durante casi un siglo, los portaaviones representaron 100.000 toneladas de soberanía estadounidense flotando en mares lejanos. Hoy, ese modelo enfrenta una ecuación estratégica distinta: operar tan lejos de la costa china que sus cazas pierdan efectividad o arriesgarse a quedar dentro del alcance de un enjambre de misiles.
El informe plantea un dilema estratégico para el Pentágono: repensar la doctrina de proyección de poder basada en portaaviones y acelerar el desarrollo de contramedidas frente a un entorno A2/AD cada vez más sofisticado.
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Hay q estudiar muy bien donde se va y diseñar políticas superadoras desde cero