Fuentes de inteligencia de Dinamarca y Groenlandia alertaron sobre la presencia de al menos tres ciudadanos estadounidenses con estrechos vínculos con Donald Trump, quienes estarían llevando a cabo operaciones de influencia encubiertas en el territorio ártico. Según la emisora danesa DR, estas actividades incluyen la elaboración de listas de groenlandeses que simpatizan o se oponen a los planes del presidente estadounidense de incorporar Groenlandia a Estados Unidos.

En este sentido, el caso más relevante involucra a un estadounidense que visitó Nuuk a principios de 2025, donde recopiló nombres de ciudadanos considerados favorables a Washington, así como opositores a Trump. Testigos aseguran que el hombre, visto en numerosas ocasiones junto al mandatario republicano, recientemente fue designado para un cargo con incidencia en la política de seguridad de EE.UU. Además de estas acciones, habría recabado historias sensibles con el fin de debilitar la imagen de Copenhague ante la opinión pública internacional.
El Servicio de Inteligencia de la Policía danesa (PET) confirmó a DR que Groenlandia es actualmente “un objetivo de campañas de influencia de diversos tipos”, destinadas a explotar divisiones internas y tensionar la relación con Dinamarca. El organismo adelantó que reforzará su presencia en el territorio ártico para monitorear estas amenazas y aplicar contramedidas.
El supuesto plan del presidente de Estados Unidos se desarrollará en tres fases
Esta supuesta estrategia atribuida a Trump se desarrollaría en tres fases: primero, una ofensiva de encanto hacia los groenlandeses, que incluyó visitas de su hijo a Nuuk; luego, presión política sobre Dinamarca, encabezada por el vicepresidente JD Vance en la base aérea de Pituffik; y finalmente, la infiltración en la sociedad local mediante agentes de influencia. Aunque se especuló sobre un posible uso de la fuerza militar, fuentes cercanas a los servicios de inteligencia descartan que Estados Unidos contemple actualmente una anexión por la vía armada.

Desde la Casa Blanca no respondieron directamente a las denuncias, mientras que la embajada estadounidense en Copenhague aseguró que el gobierno no controla las acciones de ciudadanos particulares en Groenlandia. “Estados Unidos respeta el derecho del pueblo groenlandés a determinar su propio futuro”, señaló un portavoz a Reuters, en un intento de calmar las crecientes tensiones diplomáticas.
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