El petrolero Arctic Mulan se convirtió en el primero en atracar en una terminal china con un cargamento de gas natural licuado (GNL) procedente de la planta Arctic LNG 2, sancionada por Estados Unidos. La descarga se realizó en la terminal de Beihai, según datos de seguimiento marítimo recopilados por Bloomberg.
El hito representa un avance significativo para Moscú, que busca ampliar la salida de su combustible hacia Asia tras perder gran parte de sus clientes europeos por las sanciones occidentales.

Arctic LNG 2, controlada por la rusa Novatek PJSC, es un proyecto clave en los planes del Kremlin de triplicar sus exportaciones de GNL hacia 2030. Con este paso, Rusia intenta abrirse espacio en mercados donde el gas por gasoducto dejó de ser viable tras el quiebre energético con Europa.
Contexto geopolítico y presión estadounidense
El cargamento llega en un momento en que Estados Unidos ha moderado la presión sobre los compradores de GNL ruso, en contraste con la firme campaña para frenar las compras de petróleo por parte de India y China. Según analistas, la administración Trump estaría priorizando la negociación de un alto el fuego en Ucrania antes de imponer nuevas restricciones.

El uso del comercio de hidrocarburos como ficha en las negociaciones diplomáticas refuerza el peso estratégico del Arctic LNG 2.
Pese a ello, persiste la incertidumbre entre compradores asiáticos por la amenaza de sanciones secundarias. Hasta ahora, ni India ni otros grandes consumidores de GNL en la región han confirmado públicamente adquisiciones provenientes de la planta rusa.
Producción limitada y riesgos operativos
El Arctic Mulan cargó su combustible en una unidad de almacenamiento flotante en el este de Rusia en junio, proveniente de Arctic LNG 2. La terminal ha enfrentado serias dificultades para colocar su producción, lo que llevó a que gran parte de los volúmenes quedaran almacenados en depósitos dentro del territorio ruso.
El proyecto produjo ocho cargamentos en el verano pasado, pero se vio obligado a suspender operaciones en octubre debido a la falta de compradores y a la acumulación de hielo en la zona ártica.

Con el atraco en Beihai, Moscú busca demostrar que todavía tiene margen para colocar su gas en Asia. No obstante, expertos advierten que operar con restricciones técnicas y bajo sanciones internacionales podría comprometer la viabilidad del proyecto en el mediano plazo.
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