El gobierno de Venezuela anunció este martes el despliegue de buques de guerra en aguas del Caribe como parte de la “Operación Relámpago del Catatumbo”, con el objetivo de reforzar la lucha contra el narcotráfico. La medida coincide con la llegada de buques militares de Estados Unidos a la región, lo que suscitó una nueva escalada de tensiones entre Caracas y Washington.

En este sentido, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, informó que la operación incluye el despliegue de alrededor de 15.000 efectivos a lo largo de 851 kilómetros de la frontera con Colombia. Además, contempla el uso de drones, patrullajes fluviales y navales, así como la movilización de buques de guerra hacia las aguas del norte del país.
“Conocemos el territorio, las condiciones geográficas y las características de los grupos terroristas, armados y narcotraficantes que buscan ingresar a Venezuela”, afirmó el funcionario en un mensaje difundido en redes sociales, citado desde The Associated Press. La estrategia se enmarca, según Padrino, en la creación de una “zona de desarrollo y paz” binacional con Bogotá, destinada a enfrentar la presencia de organizaciones criminales en la región fronteriza.
Además, el Gobierno venezolano rechazó las acusaciones de la DEA, que recientemente señaló a Venezuela de colaborar con grupos guerrilleros colombianos en actividades de narcotráfico. El ministro negó la existencia de campamentos irregulares en territorio venezolano y calificó las denuncias de infundadas.
Escala la tensión entre Estados Unidos y Venezuela
La tensión creció luego de que la Casa Blanca confirmara el envío de tres embarcaciones militares al Caribe, entre ellas el USS Lake Erie, un crucero lanzamisiles, y el USS Newport News, un submarino de ataque nuclear. Ambos navíos se espera que se aproximen a aguas cercanas a Venezuela en los próximos días. En respuesta, la misión venezolana ante Naciones Unidas denunció lo que consideró un “acto de intimidación” y advirtió sobre una “amenaza a la paz y la seguridad regionales”.

En su carta dirigida al organismo internacional, Caracas invocó el Tratado de Tlatelolco de 1967, que establece a América Latina y el Caribe como zona libre de armas nucleares, acusando a Estados Unidos de violar el espíritu de dicho acuerdo. El texto pidió detener el aumento de tropas extranjeras en la región y defendió al Caribe como una “zona de paz”. Washington, en cambio, defendió la operación militar.
Como una respuesta casi inmediata, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró que Estados Unidos está “preparado para usar todo su poder” contra el narcotráfico y reiteró que la administración Trump no reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela, recordando además que enfrenta cargos por narcotráfico en tribunales estadounidenses.
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