El asesor Abraham Denmark, junto con el exfuncionario Charles Edel, publicó un informe que advierte a la administración Trump sobre los riesgos de cancelar el acuerdo AUKUS, que contempla la entrega de submarinos de ataque de propulsión nuclear a Australia. El documento, elaborado para el CSIS en Washington, sostiene que suspender el pacto socavaría la credibilidad internacional de Estados Unidos y daría ventaja propagandística a Pekín y Moscú en el Indopacífico.

También remarcan que su fracaso debilitaría la confianza en los compromisos de Washington, afectando el equilibrio de poder en la región.
El informe surge en medio de una revisión ordenada por el Pentágono para garantizar que el pacto se alinee con la agenda de “Estados Unidos Primero” de Donald Trump, quien ha mostrado reservas sobre el acuerdo.
Obstáculos en la implementación
Pese a la importancia estratégica de AUKUS, el informe del CSIS identifica varios desafíos. Entre ellos, destaca el bajo ritmo de producción de submarinos en EE.UU., lo que podría comprometer la entrega a Australia sin afectar la propia capacidad de disuasión de Washington frente a China.

Otro problema es la falta de avance en las llamadas “visas AUKUS”, que deberían facilitar la movilidad del personal técnico y militar implicado.
El documento también advierte sobre la necesidad de definir con mayor claridad el segundo pilar del pacto, centrado en cooperación en armamento de alta tecnología, para evitar un alcance excesivamente amplio e impreciso.
Revisión en el Pentágono y apoyo bipartidista
El Pentágono ha confiado la revisión del acuerdo a Elbridge Colby, subsecretario de Defensa para Políticas, conocido por su postura crítica hacia AUKUS. Colby ha manifestado preocupación de que EE.UU. pueda “perder submarinos” en beneficio de Australia en un momento clave para la disuasión contra China.

Mientras tanto, líderes republicanos y demócratas en el Congreso han expresado un firme apoyo al acuerdo, subrayando que AUKUS es esencial para la competencia estratégica con China.
Los detalles del pacto, anunciados en 2023 bajo el gobierno de Joe Biden, contemplan que Australia reciba submarinos nucleares a partir de la década de 2030. El debate actual definirá si la administración Trump mantiene la cooperación trilateral con Reino Unido y Australia o si decide dar marcha atrás en uno de los proyectos más ambiciosos de la defensa occidental en la región.
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