El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, anunció que espera elevar el presupuesto en defensa al 5% del PBI antes de 2030, en respuesta a las crecientes presiones militares y políticas de China en la región del Indo-Pacífico. La medida, que sigue el modelo de la OTAN, refleja la intención de Taipéi de fortalecer su capacidad disuasoria y estrechar la cooperación con aliados internacionales, en un contexto de tensiones militares cada vez más intensas con Pekín.
Taiwán refuerza su estrategia de defensa ante China
Recientemente, el presidente Lai Ching-te hizo público su objetivo de aumentar progresivamente el presupuesto militar hasta alcanzar el 5% del PBI antes de 2030, alineando el modelo de defensa de Taiwán con los estándares de la OTAN. El anuncio se produce después de que el gobierno confirmara que el presupuesto de 2026 llegará al 3,32% del PBI, incluyendo por primera vez partidas para la Guardia Costera. Según Lai, este incremento busca garantizar la seguridad nacional, proteger la democracia y los derechos humanos, y enviar un mensaje de determinación frente a las crecientes amenazas de China, que considera a Taiwán parte de su territorio.

Durante su visita a una base naval en la costa noreste, Lai subrayó que el fortalecimiento de la defensa también tiene como objetivo consolidar la cooperación con aliados internacionales en investigación, desarrollo y producción de armamento. EE.UU., principal proveedor de armas de Taiwán, respaldaría la estrategia, mientras Taipéi apuesta por potenciar su propia industria militar, que ya fabrica desde cazas de combate hasta misiles de crucero. Desde la perspectiva de Lai, el objetivo final es mantener la estabilidad en el Indo-Pacífico y disuadir posibles acciones militares de Pekín.
El misil de largo alcance que busca redefinir la defensa de Taiwán
Como parte de su estrategia para fortalecer la disuasión frente a China, Taiwán avanza en el desarrollo de un nuevo misil de crucero antibuque de largo alcance, ya apodado por analistas como “mata-portaaviones”. El sistema, diseñado por el Instituto Nacional Chung-Shan de Ciencia y Tecnología, busca superar las limitaciones de los misiles actuales Hsiung Feng II, Hsiung Feng III y Harpoon, cuyo alcance máximo es de 400 kilómetros. Según estimaciones, el nuevo proyectil tendrá un rango operativo de 600 a 1.000 kilómetros, suficiente para cubrir amplias zonas del mar de China Oriental y Meridional.

El programa de misiles, enmarcado en la Ley de Desarrollo de la Industria de Defensa, destina más de 1.300 millones de dólares taiwaneses para su producción inicial y se complementa con inversiones previas de 26 millones de dólares en tecnología furtiva. Este cambio estratégico refleja la apuesta de Taipéi por un enfoque asimétrico, que combina movilidad, camuflaje y fuego de saturación para contrarrestar la superioridad naval china. Expertos señalan que este tipo de armamento permitiría a Taiwán ampliar su capacidad de respuesta, al tiempo que refuerza los planes de contención impulsados por EE.UU., Japón y Filipinas en el Indo-Pacífico.
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