Estados Unidos y la Unión Europea (UE) alcanzaron un acuerdo que suscitó preocupación sobre la viabilidad de la ratificación del pacto comercial UE-Mercosur. El nuevo convenio bilateral prevé medidas arancelarias, fuertes inversiones y compras energéticas estratégicas que podrían desviar la atención política y económica del pacto con los países sudamericanos.

En este sentido, el acuerdo en cuestión establece aranceles del 15 % sobre la mayoría de las importaciones europeas por parte de Washington, descartando un arancel más elevado inicialmente planteado. Estados Unidos también condicionaría la reducción de aranceles automotrices a una acción recíproca de la UE, mientras que el bloque retiraría aranceles industriales y otorgaría acceso preferencial a productos de mar y agrícolas estadounidenses.
Por su parte, la UE se compromete a gastar hasta USD 750.000 millones en energía estadounidense y USD 40.000 millones en chips de inteligencia artificial. Además, planea invertir USD 600.000 millones en sectores estratégicos de Estados Unidos hasta 2028, en un intento por equilibrar la balanza de dependencia tecnológica y energética.
El anuncio de este acuerdo se da luego de que las relaciones comerciales entre EE.UU. y los países europeos atravesaran un momento de tensión tras el anuncio de represalias por parte de la UE frente a los aranceles del 30% que Washington planeaba imponer en agosto. Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha intensificado su política comercial proteccionista, reviviendo la amenaza de nuevos aranceles para forzar pactos bilaterales más favorables.
En este contexto es que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, aseguró que las conversaciones con la Unión Europea van “mejor que antes”, pese a que Bruselas ya había advertido que respondería con represalias que podrían afectar bienes estadounidenses por más de 90.000 millones de euros.
Esta nueva jugada de Trump incrementa la preocupación en el Mercosur
Pero lo cierto es que, más allá del ida y vuelta entre Trump y los europeos, este pacto transatlántico debilita – y puede llegar a poner en riesgo – las posibilidades de para ratificar el acuerdo con Mercosur en la mesa europea. El tratado con el bloque sudamericano, que lleva más de dos décadas gestándose y que también permite eliminar aranceles, así como promover inversiones, podría verse enterrado por esta nueva jugada geopolítica que llevó adelante la administración de Donald Trump.

A esto se suma el hecho de que, pese a los movimientos diplomáticos efectuados por los líderes de América Latina, países como Francia continúan manifestando reservas por los impactos ambientales y el riesgo para agricultores locales, lo que complica aún más la ruta de aprobación dentro del bloque. Estas objeciones vienen tensionando la negociación entre ambos bloques, y ahora se verán reforzadas por una giro en la dinámica comercial transatlántica.
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