Las más recientes imágenes satelitales confirman que China y Rusia completaron una extensa patrulla naval conjunta en el Pacífico Occidental, maniobra que representa un desafío directo a la influencia marítima de Estados Unidos en la región. El despliegue se suma a una serie de ejercicios bilaterales que evidencian el fortalecimiento de la cooperación militar entre Moscú y Pekín en el marco de su “asociación sin límites”, como la definió el presidente ruso Vladimir Putin tras el inicio de la guerra en Ucrania.
Un patrullaje de largo alcance
Según la agencia estatal china Xinhua, la patrulla conjunta se extendió por 15 días y se llevó a cabo tras el ejercicio Joint Sea 2025, realizado del 1 al 5 de agosto en aguas cercanas a Vladivostok. Durante la operación, las armadas de ambos países realizaron prácticas de escolta, defensa aérea y coordinación táctica.

Las fotografías difundidas muestran a marineros rusos y chinos despidiéndose en una ceremonia de separación de flota. Parte de los buques de la Flota del Pacífico rusa hicieron escala en la bahía de Avacha, en la península de Kamchatka, a solo 575 millas náuticas de las islas Aleutianas de Alaska, lo que confirma la proyección estratégica de la maniobra hacia las proximidades del territorio estadounidense.
En paralelo, la Marina de Estados Unidos desplegó un destructor en torno a las Aleutianas como parte de operaciones de “defensa marítima del territorio nacional”, en respuesta a la creciente presencia combinada de Rusia y China.
Cooperación militar en ascenso
Desde 2003, Moscú y Pekín han llevado a cabo 113 ejercicios militares conjuntos, más de la mitad de ellos en los últimos seis años. Estas actividades incluyen patrullas navales, vuelos coordinados de bombarderos estratégicos y maniobras de gran escala en el Pacífico, evidenciando una tendencia sostenida hacia la integración operativa.
El coronel chino Fu Qianshao, citado por Global Times, destacó que la amplitud del recorrido refuerza las capacidades de la Armada china para extender su radio de acción en el Pacífico.

En línea con esa narrativa, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, coronel Jiang Bin, aseguró que la cooperación militar se enmarca en los principios de “no alianza, no confrontación y no dirigirse contra terceros”. Rusia, por su parte, subrayó que el objetivo es “proteger la estabilidad regional y garantizar la seguridad de las actividades económicas marítimas” de ambos países.
Preocupación regional y advertencia japonesa
Sin embargo, no todos los actores comparten esa visión. El Libro Blanco de Defensa de Japón 2025 señaló que la intensificación de las operaciones conjuntas ruso-chinas “tiene un claro carácter de demostración de fuerza contra Japón” y constituye “una grave preocupación para la seguridad nacional”.
Tokio ha denunciado reiterados vuelos de bombarderos y operaciones navales en sus inmediaciones, interpretados como mensajes estratégicos hacia Japón y sus aliados occidentales.
Un escenario de competencia creciente
El despliegue se produce pocas semanas después de los ejercicios aéreos de gran escala de Estados Unidos en el Pacífico y en un contexto en el que fuerzas estadounidenses también desarrollan maniobras en Alaska y el Ártico. La simultaneidad de estas operaciones refleja una dinámica de acción-reacción que refuerza la percepción de un Indo-Pacífico cada vez más militarizado.
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