La Guardia Costera de Estados Unidos, junto a la Armada, logró una importante operación antidrogas en el Pacífico Oriental. El 11 de agosto, el destructor de misiles guiados USS Sampson interceptó una embarcación sospechosa de tráfico, logrando la incautación de casi 600 kilos de cocaína y la detención de dos personas.

La nave fue identificada en un corredor marítimo conocido por el narcotráfico. Presentaba signos de contrabando, como exceso de barriles de combustible y carga embalada a la vista, lo que activó la operación de interdicción.
Maniobra de captura y neutralización de la embarcación
Para frenar la huida, se desplegó un helicóptero MH-60R Sea Hawk del Escuadrón de Ataque Marítimo de Helicópteros 49 y una lancha neumática de casco rígido. Al intentar escapar, los tripulantes arrojaron varios paquetes al mar, pero fueron neutralizados gracias a fuego de desactivación del helicóptero, que logró detener la embarcación sin que se registraran heridos.
Debido al mal estado del buque y al fuerte oleaje, se resolvió hundirlo tras considerarse inseguro para su remolque. El USS Sampson, buque de clase Arleigh Burke, opera regularmente en misiones de interdicción marítima y trabaja en coordinación con la Guardia Costera para prevenir el tráfico de drogas y otras actividades ilegales en alta mar.

Este tipo de acciones refuerza la presencia de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico en el Pacífico Oriental, un corredor estratégico usado por organizaciones criminales para el traslado de estupefacientes hacia América del Norte. La coordinación entre la Armada y la Guardia Costera refleja un esfuerzo integrado para combatir redes internacionales que buscan aprovechar rutas marítimas de difícil control.
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