La reciente colisión entre buques de China y Filipinas en el Mar de China Meridional está generando dudas sobre la capacidad de coordinación de la guardia costera china y la marina del mismo país. El incidente, que involucró al destructor Guilin y al barco de la guardia costera 3104, dejó a la embarcación china con graves daños en la proa y expuso fallas de entrenamiento y comunicación en operaciones conjuntas. El choque ocurrió cerca del disputado arrecife Scarborough Shoal, aumentando las tensiones con Manila y obligando a Pekín a replantear su estrategia marítima en la región.
La guardia costera de China bajo escrutinio tras incidente con Filipinas
Un video difundido por Filipinas muestra cómo el buque de la guardia costera de China 3104 perseguía al filipino BRP Suluan mientras lanzaba cañones de agua, cuando el destructor chino Guilin cruzó inesperadamente la trayectoria y terminó embistiendo la proa del navío de la guardia costera de Pekín. El resultado fue un daño severo que, aunque no hundió la nave, puso en cuestión el nivel de preparación de las fuerzas marítimas chinas. Desde la perspectiva de analistas internacionales, el episodio refleja una peligrosa falta de coordinación en misiones conjuntas entre la marina y la guardia costera.

Expertos advirtieron que las operaciones entre ambas ramas parecen desarrollarse “sobre la marcha” sin un entrenamiento sistemático. Otros especialistas subrayaron que la incapacidad de coordinar incluso dos barcos en un entorno no hostil despierta dudas sobre la viabilidad de operaciones más complejas, como un bloqueo a Taiwán. Ante este escenario, Pekín podría acelerar la modernización de su guardia costera, invertir en buques más veloces y diseñar protocolos entre agencias estatales que eviten nuevas colisiones en zonas tan disputadas como el Mar de China Meridional.
Washington refuerza presencia militar en el Mar de China Meridional
La colisión entre dos buques chinos en el Mar de China Meridional desencadenó una inmediata reacción de Washington. En respuesta al incidente, el Pentágono desplegó brevemente los buques de guerra USS Higgins y USS Cincinnati en la zona. El despliegue, efectuado a unas 30 millas náuticas del área disputada, en una operación que fue seguida de cerca por un navío de la marina china. El gesto refuerza la política de libertad de navegación de EE.UU. en aguas internacionales, cuestionando los reclamos de Pekín sobre casi todo el mar.

El despliegue estadounidense se produjo en paralelo a las crecientes condenas internacionales. Japón, Australia y Nueva Zelanda expresaron preocupación por las maniobras “peligrosas y no profesionales” de los buques chinos, mientras que la embajadora de Washington en Manila denunció la “acción temeraria” contra Filipinas, su aliado más antiguo en Asia. Manila, por su parte, advirtió que el riesgo de nuevos accidentes es elevado mientras continúe la estrategia de bloqueo de Pekín.
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