Estados Unidos y Filipinas evalúan el posible despliegue de más sistemas de misiles en territorio filipino como parte de una estrategia conjunta para reforzar la disuasión frente a la agresión de China en el Mar de China Meridional. Aunque no se tomó una decisión definitiva, el embajador filipino en Washington, José Manuel Romualdez, confirmó que la propuesta está siendo analizada por ambas partes.

En abril de 2024, EE. UU. envió al norte de Filipinas el sistema terrestre Typhon, capaz de lanzar misiles Standard-6 y Tomahawk, en el marco de ejercicios militares bilaterales. Este sistema, con un alcance estimado entre 500 y 2 000 kilómetros, permite proyectar fuerza sobre objetivos estratégicos en el Sudeste Asiático y zonas de la China continental. Un año después, las fuerzas estadounidenses desplegaron un lanzamisiles antibuque en la provincia de Batanes, frente a Taiwán, reforzando así la presencia militar en áreas cercanas a posibles puntos de fricción.
Actualmente, se analiza la instalación de sistemas NMESIS —Navy-Marine Expeditionary Ship Interdiction System— en zonas costeras estratégicas de Filipinas para ampliar la capacidad de defensa antibuque. Romualdez calificó estas acciones como parte de una “sólida alianza de defensa” y subrayó que el fortalecimiento militar se complementa con una agenda de cooperación económica, invitando a empresas estadounidenses a invertir en sectores como energía, telecomunicaciones e infraestructura naval.
China respondió que estos despliegues forman parte de un plan para contener su ascenso y que amenazan la estabilidad regional. Pekín solicitó a Filipinas que retire los sistemas, pero el presidente Ferdinand Marcos Jr. rechazó la demanda. La tensión se intensificó la semana pasada cuando dos buques chinos colisionaron con una embarcación guardacostas filipina cerca del banco de arena Scarborough, incidente que motivó una operación de libertad de navegación estadounidense en la zona.
China desafía a Estados Unidos en el Indo-Pacífico
En este sentido, la operación de libertad de navegación de la Armada de Estados Unidos en el Mar de China Meridional ha generado una nueva escalada diplomática y militar en el Indo Pacífico. El destructor de misiles guiados USS Higgins (DDG-76) realizó una misión cerca del Bajo de Masinloc —también conocido como Scarborough Shoal—, un punto estratégico disputado, desatando la respuesta inmediata de Pekín y sumando un nuevo capítulo a las tensiones regionales.

De acuerdo con un comunicado de la Séptima Flota, la nave estadounidense transitó el área de “reclamos excesivos” de China para reafirmar “los derechos y libertades de navegación en el Mar de China Meridional” en línea con el derecho internacional. Esta fue la primera operación de este tipo llevada a cabo por Washington en la zona desde 2019.
Sin embargo, en paralelo, el Comando del Teatro Sur del Ejército Popular de Liberación (EPL) aseguró que sus fuerzas “expulsaron” al destructor por ingresar sin autorización en lo que considera aguas territoriales chinas. El capitán He Tiecheng, vocero naval del comando, acusó a Estados Unidos de “infringir gravemente la soberanía y seguridad de China, socavar la paz y estabilidad regional y violar normas internacionales básicas”.
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