A horas de la cumbre prevista entre Vladímir Putin y Donald Trump en Alaska, crece la tensión internacional tras la detección de preparativos rusos para el ensayo de un misil de crucero nuclear de propulsión nuclear 9M730 Burevestnik —conocido por la OTAN como SSC-X-9 Skyfall— en el remoto archipiélago de Novaya Zemlya, en el mar de Barents. La revelación llega después de que el presidente estadounidense advirtiera sobre “consecuencias muy severas” si Moscú persiste en la guerra contra Ucrania.
Preparativos confirmados por imágenes satelitales
Expertos del Middlebury Institute of International Studies y del CNA Research, junto a fuentes de seguridad occidentales, confirmaron que imágenes satelitales recientes de Planet Labs muestran un aumento significativo de personal, equipos, buques y aeronaves en el sitio de pruebas de Pankovo. Entre las evidencias, se observan contenedores, grúas, un helicóptero, aeronaves equipadas con radares especializados y al menos seis embarcaciones vinculadas a ensayos previos.
La Fuerza Aérea de Noruega advirtió que el área del mar de Barents es una “zona habitual para pruebas de misiles rusos”, respaldando la hipótesis de un inminente lanzamiento.

El misil “invencible” y sus riesgos
Putin ha calificado al Burevestnik como “invencible” frente a los sistemas de defensa actuales y futuros, gracias a su alcance prácticamente ilimitado. Sin embargo, analistas internacionales ponen en duda su efectividad real y advierten sobre los riesgos medioambientales y sanitarios derivados de la dispersión de radiación a lo largo de su trayectoria.
El misil, que ha registrado solo dos éxitos parciales en trece pruebas conocidas según la Nuclear Threat Initiative, se ha convertido en un símbolo de la estrategia rusa de proyección de poder estratégico.
Contexto político y negociaciones en tensión
El posible ensayo nuclear se produce en un momento de alta sensibilidad diplomática. Trump buscará en Alaska sentar las bases de un segundo encuentro —esta vez con la participación del presidente ucraniano Volodímir Zelenski— para avanzar hacia un alto el fuego.
Pese a las intenciones declaradas, el mandatario estadounidense advirtió que si “no obtiene las respuestas necesarias” de Putin, no habrá nueva reunión, y que las “consecuencias” para Rusia serán significativas, sin precisar si se trataría de sanciones, medidas económicas o acciones de otra naturaleza.

Europa y la presión diplomática
Líderes europeos, incluido el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Friedrich Merz, insistieron en que cualquier negociación debe comenzar con un alto el fuego inmediato, una condición incómoda para Moscú en un momento en que sus fuerzas ganan terreno.
Zelenski, desde Berlín, calificó las conversaciones como “constructivas y buenas” y aseguró que Putin “está bluffeando” respecto a la supuesta ineficacia de las sanciones, afirmando que éstas impactan directamente en la economía de guerra rusa.
Intereses estratégicos y concesiones potenciales
Fuentes citadas por The Telegraph revelaron que Trump estaría considerando ofrecer a Moscú acceso a recursos estratégicos, como minerales raros de Alaska y de los territorios ucranianos ocupados, a cambio de un cese de hostilidades. Esta maniobra buscaría alinear incentivos económicos con objetivos geopolíticos, aunque su viabilidad y aceptación en Kiev son inciertas.

Un momento decisivo
La potencial coincidencia del ensayo del Burevestnik con la cumbre Putin-Trump agrega un factor de tensión a unas negociaciones ya complejas. Si bien algunos analistas consideran que el calendario de pruebas estaba definido antes del anuncio de la cumbre, otros señalan que el Kremlin podría haber reducido la visibilidad de los preparativos para enviar una señal de voluntad negociadora, algo que no ha ocurrido.
De concretarse el lanzamiento, se interpretará como un mensaje directo de Moscú sobre su disposición a mantener la escalada estratégica mientras no se alcance un acuerdo satisfactorio para sus intereses.
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