En un miércoles cargado de llamadas y encuentros diplomáticos, los líderes europeos buscan incidir en la postura del presidente estadounidense, Donald Trump, antes de su reunión cara a cara con su homólogo ruso, Vladimir Putin, este viernes en Alaska. La cumbre podría redefinir el curso de la guerra entre Rusia y Ucrania, pero se desarrolla bajo la creciente incertidumbre desde Europa sobre qué tipo de agenda impulsará Trump.

Por un lado, una llamada con Trump y su vicepresidente, JD Vance, está prevista para las 15h europeas, aunque primero se llevará a cabo una reunión entre líderes europeos y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, que recientemente ha arribado a Alemania. De la “cumbre europea” participa el canciller alemán Friedrich Merz, junto a Emmanuel Macron, Giorgia Meloni, Donald Tusk, Keir Starmer, Alexander Stubb, Ursula von der Leyen, António Costa y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Zelenski arribó con antelación a Berlín para mantener previamente un encuentro bilateral con Merz. Sus demandas fueron claras: no aceptará cesiones territoriales como condición de paz, advirtiendo que Rusia utilizaría cualquier ganancia como “trampolín para una futura ofensiva”.
El miedo desde Europa sobre la estrategia rusa
Desde Moscú, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Alexei Fadeev, minimizó las consultas europeas y confirmó que Putin y Trump discutirán “todos los temas acumulados” en la relación bilateral. Afirmó también que Rusia mantiene sus exigencias “maximalistas”: retirada total de las fuerzas ucranianas de Donbás y renuncia a la OTAN.
La situación genera desconfianza en el viejo continente, ya que los líderes europeos temen que Trump, una vez más, pueda salir de la reunión “flechado” con el líder del Kremlin. Por el contrario, la Casa Blanca ha rebajado las expectativas respecto a la cumbre: “En realidad, se trata de una reunión para tantear el terreno, en cierto modo”, declaró Trump durante una rueda de prensa el pasado lunes.

John Herbst, director senior del Centro Eurasia del Atlantic Council y exembajador en Ucrania, emitió declaraciones que los líderes europeos posiblemente compartan: “Putin quiere un acuerdo con Trump que se presente a Kiev y otras capitales europeas como un hecho consumado. La falta de invitaciones a los líderes europeos tiene el aroma de la Conferencia de Yalta de 1945… donde Estados Unidos, la Unión Soviética y el Reino Unido decidieron el destino de la mitad de Europa por encima de las cabezas de esas naciones”.
¿Qué se espera de Trump?
Desde Estados Unidos, Trump publicó en su red social Truth que hablaría con “grandes personas que quieren un acuerdo”. Sin embargo, como se expresó anteriormente, la posibilidad de que Trump salga de la reunión repitiendo la narrativa del Kremlin preocupa a los socios europeos, que intentan marcar límites antes del encuentro.

Para muchos, la falta de transparencia y la improvisación presidencial alimentan temores sobre concesiones unilaterales. Pero Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, le quitó peso al encuentro y afirmó que la reunión de ambos mandatarios sería “un ejercicio de escucha”. “Así es como lo hace Trump. Simplemente improvisa. Y a Putin le gusta discutir… se enorgullece de ser capaz de moverse con agilidad en este tipo de situaciones”, declaró Fiona Hill, exasesora presidencial, respaldando las acciones del mandatario estadounidense.
Europa teme que el margen de maniobra para influir en Trump sea estrecho. Por ello, Zelenski y sus aliados europeos apuestan a que la presión coordinada que están realizando estas reuniones previas evite un acuerdo que legitime la ocupación rusa y desestabilice aún más el orden regional.
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