El buque metanero Christophe de Margerie, sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea, ha sido avistado en la terminal de Utrenny, más allá del Círculo Polar Ártico, cargando gas natural licuado (GNL) desde la planta Arctic LNG 2.

La llegada del Christophe de Margerie, ocurrida el 9 de agosto, marca la cuarta carga de este tipo desde finales de junio en el proyecto Arctic LNG 2. Sin embargo, al igual que con los tres envíos previos, no hay indicios claros de que la carga tenga destino confirmado, ya que las sanciones internacionales siguen desalentando a posibles compradores.
Sanciones y buques a la espera de destino
Otros tres buques de GNL sancionados, Iris, el Voskhod y Zarya, permanecen fondeados en aguas rusas con carga sin entregar. Pese a que la Ruta Marítima del Norte se encuentra navegable y no hay limitaciones físicas para el transporte, ni siquiera descuentos significativos han logrado cerrar ventas en el mercado asiático.

El objetivo inicial del complejo era producir hasta 19,8 millones de toneladas anuales, pero las restricciones tecnológicas y comerciales reducen esa cifra a una capacidad potencial estimada de 6,6 millones de toneladas.
El impacto estratégico en el sector energético ruso
La planta Arctic LNG 2 forma parte del plan del Kremlin para triplicar la producción de GNL antes de 2030. Sin embargo, las sanciones occidentales han interrumpido la adquisición de piezas y tecnología clave, lo que afecta tanto a las operaciones como a las reparaciones de los buques metaneros, muchos de los cuales dependen de astilleros y suministros europeos.

A pesar de su capacidad para operar en condiciones extremas del Ártico, la incertidumbre comercial deja su carga, y las de otros buques, sin compradores claros, reflejando las dificultades de Moscú para colocar su GNL en mercados internacionales.
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