El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden para prorrogar por otros 90 días la tregua arancelaria con China, medida que atenúa el riesgo de una escalada comercial entre las dos mayores economías del mundo. Según informó CNBC, la extensión busca estabilizar los lazos comerciales y dar margen a nuevas negociaciones sobre cuestiones sensibles.

El acuerdo inicial, alcanzado en mayo, había reducido los aranceles estadounidenses sobre importaciones chinas del 145% al 30%, mientras que Pekín disminuyó sus gravámenes a productos estadounidenses al 10% y reanudó la exportación de imanes de tierras raras, cruciales para la industria tecnológica.
Temas pendientes y tensiones estratégicas
La prórroga ofrece más tiempo para abordar asuntos aun sin resolver, como los aranceles vinculados al tráfico de fentanilo impuestos por Washington, la preocupación de Estados Unidos por las compras chinas de petróleo ruso e iraní sancionado y las disputas sobre las operaciones comerciales estadounidenses en territorio chino.

No obstante, su disposición a negociar ha generado inquietud entre sectores de seguridad nacional que temen una postura más flexible frente al principal competidor geopolítico de Estados Unidos.
Impacto en empresas y comercio agrícola
En el marco de la tregua, compañías como Nvidia y AMD obtuvieron licencias de exportación para chips de inteligencia artificial fabricados en China, comprometiéndose a ceder el 15% de sus ingresos por esas ventas al gobierno estadounidense.

La decisión se tomó después de la tercera ronda de conversaciones en menos de tres meses entre el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, celebradas en Estocolmo. Aunque ambas partes manifestaron optimismo, el acuerdo sigue siendo frágil y depende en gran medida de la voluntad política de ambas capitales para sostener el diálogo.
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