Estados Unidos podría redirigir las armas destinadas a Ucrania nuevamente a sus propios arsenales, según un memorando dirigido al Pentágono redactado el pasado mes de julio. La opción de retornar determinadas armas y equipos con destino a Ucrania de nuevo a los depósitos estadounidenses podría generar un gran alivio económico a Washington, una situación que preocupaba a todo el gabinete de Donald Trump.

Se trata de un cambio drástico que podría dar lugar a que el gobierno de Estados Unidos no sufra amplias críticas internamente. Cabe recordar que Trump, si bien aprobó un plan para vender armas estadounidenses a Ucrania a través de la OTAN, ha sido reacio a invertir miles de millones de dólares en su histórico aliado, ya que son marcadas las preocupaciones en el Pentágono por el suministro y reservas de arsenal.
Esta situación podría aplicarse especialmente a ciertas capacidades que son altamente demandadas y que siguen siendo escasas, como la batería de defensa antiaérea Patriot, misiles interceptores o municiones de artillería. Además, seguiría a la decisión del Secretario de Defensa, Pete Hegseth, que suspendió el suministro de una gran cantidad de armas a Ucrania.
Preocupaciones desde Ucrania
Volodímir Zelenski ha expresado en múltiples ocasiones una gran preocupación por las existencias armamentísticas del país. Además, ha desestimado la preocupación de Estados Unidos por la disminución de sus reservas.

Además, el líder ucraniano ha demostrado gran interés en los sofisticados sistemas de defensa antiaérea de fabricación estadounidense, como el sistema Patriot y sus interceptores, caracterizándolos como la necesidad más urgente de Kiev. Esto se debe a que Rusia ha intensificado sus bombardeos aéreos, lanzando la cifra récord de 6.443 drones y misiles contra el país en julio, según la Fuerza Aérea Ucraniana.
¿Un cambio en la relación bilateral?
Pero desde el Congreso estadounidense varios legisladores han comenzado a presionar para que se revise el alcance de la ayuda militar a Ucrania, especialmente en un contexto de creciente tensión presupuestaria y disputas internas sobre el rol global de Estados Unidos. Y es que esta política de redireccionamiento podría marcar un punto de inflexión en la postura de Washington frente a los conflictos prolongados, priorizando la reposición de capacidades propias ante escenarios de alta volatilidad geopolítica.

Este giro estratégico no sólo podría redefinir el vínculo bilateral entre Estados Unidos y Ucrania, sino que también podría enviar una señal clara a sus aliados en la OTAN: la asistencia militar ya no será automática ni ilimitada, priorizando también las reservas propias.
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