El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, convocará este jueves al gabinete de seguridad para debatir la posibilidad de ampliar la ofensiva militar en Gaza. La propuesta llega en un contexto de creciente tensión política y social dentro de Israel, y de una presión sostenida por parte de sectores de extrema derecha que impulsan una ocupación total del enclave.

Según fuentes oficiales, la operación iniciada en marzo ha perdido impulso, mientras que las divisiones dentro del gobierno sobre la estrategia a seguir se profundizan.
Preocupación por los rehenes y creciente descontento social
El posible avance hacia el centro de Gaza, donde se presume que aún permanecen rehenes en manos de Hamás, ha generado una fuerte oposición por parte de sus familiares. De los aproximadamente 50 cautivos que siguen retenidos en el enclave, las autoridades israelíes estiman que al menos 20 siguen con vida.

Las manifestaciones contra el plan de Netanyahu se multiplicaron esta semana. Miles de ciudadanos israelíes salieron a las calles para exigir la suspensión de la operación militar, criticando la falta de avances en la liberación de rehenes y cuestionando los costos humanos y estratégicos del conflicto.
División en el gobierno y tensiones con la oposición
A pesar del rechazo público, el núcleo duro del gabinete de Netanyahu insiste en mantener el objetivo de una “victoria total” sobre Hamás.

Desde la oposición, el líder centrista Yair Lapid reiteró su rechazo a la idea de ocupar Gaza. Tras reunirse con Netanyahu, Lapid sostuvo que la expansión territorial solo agravaría la situación humanitaria y provocaría más muertes, tanto de soldados israelíes como de los rehenes en cautiverio. “Al pueblo israelí no le interesa esta guerra”, afirmó.
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