El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se conmovió durante la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Consea), en el Palacio de Planalto, al anunciar que su país salió del Mapa del Hambre elaborado por la FAO. En su discurso, recordó la precaria situación que vivió tras estar año y medio desempleado, en 1965, antes de entrar a Fábrica Villares de San Pablo, y criticó a los gobiernos que realizan ajustes presupuestarios.

En este sentido, el mandatario vinculó esa experiencia personal con su enfoque de gobierno en la erradicación del hambre: “Yo me imaginaba comiendo ese sanguche de mortadela. Me daba vergüenza decirle a mis compañeros que estaba con hambre. Y volvía a trabajar. El hambre no duele, te va corroyendo por dentro, no se resuelve con políticas parche, es responsabilidad del Estado”. Atribuyó el logro al trabajo conjunto entre gobierno y sociedad civil, mencionando a movimientos sociales, sindicatos, iglesias y al propio Consea.
Además, criticó a aquellos Estados que llevan adelante ajustes presupuestarios con impactos en la seguridad alimenticia de la población. “Me pregunto cómo una madre consigue criar a su hijo en estas condiciones inhumanas en que tantas madres crían hoy. Si el Estado, al elaborar el presupuesto, no destina fondos, ¿quién lo hará? ¿Cuál es el alma de alguien que cuando discute el hambre dice ‘no puede gastar’?”, afirmó Lula.
Coordinación conjunta del Gobierno de Lula para alcanzar resultados
Por su parte, el ministro de Desarrollo y Asistencia Social brasileño, Wellington Dias, destacó que este es el segundo logro histórico de Brasil en la materia, ya que el país había logrado salir del mapa en 2014, pero volvió a entrar durante 2018‑2020 tras recortes sociales. A pesar de ello, el gobierno actual logró reducir la inseguridad alimentaria grave por debajo del umbral del 2,5 % entre 2022 y 2024, adelantándose a la meta original prevista para 2026.
En conferencia de prensa, Dias explicó que el éxito corresponde al Plan Brasil sin Hambre, un programa coordinado por más de 24 ministerios, que abarca salario mínimo, apoyo a la agricultura familiar, alimentación escolar y acceso a comida saludable. Según datos del IBGE, cerca de 24 millones de personas dejaron de sufrir inseguridad alimentaria grave hacia fines de 2023.
Brasil, una referencia regional en materia de seguridad alimentaria
La FAO elogió el progreso y calificó a Lula como “soldado global” en la lucha contra el hambre. Su director general anunció una visita oficial a Brasil en 2026 durante el Foro de la CELAC para conocer esta estrategia en terreno, que ya fue presentada como modelo replicable en América Latina.

El presidente de la octava economía global recordó que políticas similares implementadas por él en décadas anteriores, como “Bolsa Família” o el programa Fome Zero, fueron decisivas en la primera salida del mapa en 2014. El país ahora se presenta como una recuperación nacional y una suerte de referencia diplomática y humanitaria regional.
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