La Federación Rusa lanzó una grave denuncia este 4 de agosto a través de su Servicio de Inteligencia Exterior (SVR, por sus siglas en ruso), acusando al Reino Unido y a Ucrania de planear atentados contra buques petroleros en aguas internacionales. Según el comunicado oficial, Londres estaría articulando una operación de sabotaje destinada a provocar un desastre ambiental de gran escala, con el objetivo de atribuir la responsabilidad a Rusia, debilitar su posicionamiento energético global y forzar sanciones más severas por parte de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
De acuerdo con el SVR, los servicios especiales británicos estarían buscando utilizar a aliados de la OTAN para desplegar una operación masiva contra lo que denominan la “flota en la sombra” —una red de buques que transporta petróleo ruso eludiendo sanciones occidentales. Esta campaña contemplaría incidentes provocados sobre uno o varios petroleros, permitiendo a Occidente justificar medidas extraordinarias como inspecciones forzadas y bloqueos en rutas marítimas clave.

Dos escenarios de ataque y una intención geopolítica clara
Según el informe ruso, el Reino Unido estaría considerando dos posibles escenarios como pretextos para desencadenar esta operación. El primero implicaría provocar un accidente en un buque “no deseado” dentro de una zona crítica de navegación, como un estrecho marítimo, generando una obstrucción artificial del tránsito de crudo y una excusa para intervenir. El segundo sería aún más directo: el incendio deliberado de un petrolero al llegar a un puerto amigo de Rusia, causando daños materiales considerables e involucrando a otros buques, lo que desataría una investigación internacional.

Ambos escenarios tienen como objetivo final establecer un marco narrativo que permita a los países de la OTAN impulsar nuevas inspecciones, restricciones y sanciones bajo la bandera de la protección ambiental y la seguridad marítima.
Londres acusaría a Ucrania para blindarse y escalar la presión
Uno de los elementos más sensibles del comunicado ruso es la afirmación de que las acciones directas serían ejecutadas por fuerzas ucranianas, bajo coordinación británica. Esta elección no sería casual: desde Moscú sostienen que Londres ve en Kiev una herramienta útil para ejecutar operaciones encubiertas que, en caso de ser expuestas, puedan ser atribuidas a actores no estatales o al conflicto en curso, reduciendo así el costo político y diplomático para el Reino Unido.

Además, el SVR alerta que la estrategia incluiría un “momento mediático” cuidadosamente calculado para coincidir con eventos clave en la política estadounidense, buscando generar presión pública y diplomática sobre el presidente Donald Trump. El objetivo explícito, según Moscú, sería obligar a Washington a implementar sanciones secundarias más agresivas contra países y empresas que compran energía rusa, elevando el costo de transacción para Moscú en el mercado global.
Referencias al Nord Stream y al precedente de sabotajes anteriores
El comunicado también hace referencia al sabotaje del gasoducto Nord Stream como antecedente directo, sugiriendo que esta nueva maniobra seguiría una lógica similar: generar un incidente de alto impacto, responsabilizar a Rusia sin pruebas concluyentes, y construir un caso diplomático para reforzar la arquitectura de sanciones existente.
Desde el Kremlin se sostiene que este tipo de tácticas no solo buscan perjudicar la economía rusa, sino también alterar el equilibrio energético global y desestabilizar rutas estratégicas para el comercio de hidrocarburos. El texto advierte que se trata de una escalada que no debe tomarse a la ligera, dado su potencial para afectar la seguridad ambiental y energética de múltiples regiones.

Un llamado a frenar la “impunidad estratégica” de los servicios británicos
En el cierre del documento, el SVR lanza una crítica directa al comportamiento del Reino Unido, al que acusa de haber perdido toda noción de prudencia estratégica en su intento por dañar a Rusia y consolidar hegemonías dentro del sistema atlántico. Moscú advierte que incluso aliados tradicionales de Londres podrían comenzar a cuestionar la viabilidad de una agenda internacional basada en operaciones encubiertas, sabotajes y desinformación.
La acusación se da en un contexto de tensiones crecientes entre Rusia y Occidente, donde las rutas energéticas, las operaciones navales y los incidentes en zonas grises del derecho internacional se han convertido en arenas clave de confrontación geopolítica.
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