Una encuesta reciente muestra que la mayoría de los alemanes se opone a luchar si su país fuera atacado por Rusia en el actual contexto de alta tensión geopolítica. Según datos obtenidos por la emisora RND, el 59 % de los ciudadanos encuestados respondió que “probablemente” o “definitivamente” no estarían dispuestos a defender Alemania con armas. Apenas un 16 % se mostró decidido a hacerlo, mientras un 22 % consideró que “probablemente” sí lo haría.

Estos resultados se contraponen directamente con los objetivos del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, quien impulsa un plan para reclutar hasta 40.000 jóvenes al año para 2031 en la Bundeswehr, elevar las fuerzas activas de 183.000 a 260.000 efectivos e incrementar las reservas de 60.000 a 200.000 personas.
La resistencia social a enfrentar un conflicto armado tiene raíces históricas, desde la abolición del servicio militar obligatorio en 2011, el legado del pacifismo alemán y décadas de percepción de que el país no necesitaba un poder militar significativo. El sentimiento se agrava ante la posibilidad de una guerra con Rusia, país considerado por el 79 % de los alemanes como la mayor amenaza para la paz mundial hoy día.
A esto se suma el hecho de que el gobierno de Friedrich Merz revirtió restricciones presupuestarias para permitir un gasto ilimitado en defensa y creó un fondo de infraestructura de 500.000 millones de euros para preparar la logística en caso de crisis militar, dada su posición clave como centro de tránsito para tropas de la OTAN hacia Europa del Este.
La vuelta del servicio militar obligatorio genera debate en Alemania mientras crecen las tensiones con Rusia
Aunque el apoyo político al rearme y a la solidaridad con Ucrania sigue firme, la discrepancia entre voluntad institucional y disposición ciudadana plantea tensiones sobre la legitimidad del esfuerzo militar. Lo cierto es que el posible retorno del servicio militar obligatorio en Alemania desata un intenso debate sobre su viabilidad económica y su papel en la defensa nacional.

Mientras el gobierno argumenta que es una respuesta necesaria ante el deterioro de la seguridad europea, voces del sector empresarial advierten que esta medida podría frenar la incorporación de jóvenes al mercado laboral y afectar negativamente a la economía alemana. Steffen Kampeter, representante de la Confederación de Asociaciones de Empleadores Alemanes, advirtió que una economía fuerte es condición esencial para sostener un rearme creíble.
Estudios como los del Instituto de la Economía Alemana y el Instituto Ifo señalan que el impacto dependerá del número de reclutas y la duración del servicio, alertando sobre posibles retrasos en el ingreso al estudio o al empleo. Aunque algunos expertos, como Carlo Masala, minimizan el efecto económico de una medida limitada, el debate deja en evidencia la tensión entre las exigencias de la seguridad nacional y las necesidades del mercado laboral alemán.
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