Las Fuerzas Armadas de Ucrania habrían utilizado por primera vez su nuevo misil de crucero de fabricación nacional, conocido como Bars, en un ataque que alcanzó una instalación militar a 500 kilómetros dentro del territorio ruso. El 26 de julio, explosiones impactaron en la planta Signal, en la región de Stavropol, una fábrica clave para la producción de sistemas de guerra electrónica y radares del Ejército ruso.

El posible uso de este nuevo armamento coincide con la llegada de un paquete de ayuda militar alemán que incluye tanto misiles de crucero Bars como drones de ataque An-196 Liutyi. La inversión de Berlín representa un punto de inflexión en la capacidad de Ucrania para ejecutar ataques de largo alcance contra centros logísticos, mandos militares y objetivos industriales dentro de Rusia.
Alemania financia el nuevo complejo de ataque ucraniano
A principios de julio, el mayor general Christian Freuding, jefe del Centro de Situación en Ucrania del Ministerio de Defensa alemán, confirmó el inicio de un acuerdo para entregar a Kiev misiles Bars. Paralelamente, el medio alemán Welt informó sobre la financiación de hasta 500 drones An-196 Liutyi, consolidando así un nuevo eje tecnológico entre Alemania y Ucrania para el desarrollo de capacidades ofensivas de largo alcance.

Mientras los drones An-196 vuelan a velocidades inferiores a los 320 km/h con ojivas de 50 kilogramos, los misiles Bars —turborreactores de presunta velocidad superior— portarían cargas explosivas más pesadas, posiblemente de hasta 100 kg, lo que les otorgaría un mayor poder destructivo.
El misil Bars y su potencial de producción masiva
De acuerdo con el equipo de Inteligencia de Conflictos (CIT), el misil Bars sería más pequeño y liviano que los misiles Storm Shadow o SCALP que Ucrania ha utilizado previamente con sus bombarderos Su-24. La posibilidad de lanzarlo tanto desde plataformas aéreas como terrestres sugiere una versatilidad táctica significativa.

Este aspecto es clave en el contexto de una guerra prolongada. Mientras Rusia fabrica unos 600 misiles Kh-101 al año, Ucrania aspira a reducir esa brecha con el respaldo financiero y tecnológico de Alemania. La efectividad del Bars dependerá, en última instancia, de la cantidad de unidades que puedan ponerse en operación.
Liutyi: el dron que precedió al Bars en la guerra profunda
Los drones An-196, apodados Liutyi, ya han demostrado su capacidad operativa en ataques a refinerías, fábricas y depósitos militares dentro de Rusia. Antes de que Kiev redujera sus ataques a instalaciones petroleras rusas —aparentemente por presiones de Estados Unidos—, hasta el 80% de los impactos en refinerías habían sido atribuidos a estos drones.

La incorporación masiva de estos drones al frente de batalla podría saturar las defensas rusas, especialmente en combinación con los misiles Bars, que serían más difíciles de interceptar por su velocidad y capacidad de penetración.
Hacia una nueva etapa en la guerra de desgaste
La introducción del misil Bars marca un nuevo capítulo en el conflicto. Hasta ahora, Ucrania había dependido de armamento occidental para atacar en profundidad, limitado por restricciones políticas y capacidades logísticas. Con el desarrollo autónomo de misiles de crucero y la financiación externa para su despliegue, Kiev amplía su capacidad de golpear objetivos estratégicos dentro de Rusia, replicando una táctica que Moscú ha utilizado sistemáticamente desde el inicio de la invasión a gran escala.
La aparición de los restos del Bars en Stavropol puede ser más que un indicio técnico: representa un cambio en el equilibrio operativo del conflicto. La verdadera magnitud de su impacto dependerá de su escala de producción y de la persistencia del apoyo internacional a la estrategia ofensiva de Ucrania.
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