La creciente tensión entre Taiwán, China y EE.UU. plantea interrogantes urgentes sobre la defensa de la isla ante una posible invasión. Un reciente informe del Congreso de estadounidense detalla el avance militar chino y las estrategias de disuasión implementadas por Taiwán y sus aliados. Mientras Washington refuerza su cooperación militar con Taipéi, el Partido Comunista Chino intensifica sus operaciones en la “zona gris”, lo que despierta preocupación sobre una escalada inminente en el estrecho de Taiwán.
Capacidades y vulnerabilidades del escenario de la invasión
El citado informe del Congreso estadounidense subraya que el Ejército Popular de Liberación (EPL) ha llevado a cabo una modernización militar por décadas, centrada en desarrollar las capacidades necesarias para anexar Taiwán. Los posibles escenarios incluyen desde ataques con misiles hasta bloqueos y operaciones anfibias, aunque estas últimas serían las más complejas y arriesgadas. Según la CIA, Xi Jinping habría ordenado al EPL estar listo para una invasión exitosa para 2027, lo que marca un punto de inflexión en los preparativos estratégicos de Pekín.

No obstante, Taiwán cuenta con ventajas tácticas significativas. La distancia marítima, las condiciones climáticas adversas del estrecho y la geografía montañosa de la isla dificultan un desembarco exitoso. A esto se suma el respaldo político y militar de EE.UU., cuya asistencia se ha intensificado en los últimos años. Sin embargo, internamente, Taiwán enfrenta desafíos en su capacidad para financiar adecuadamente la defensa, reclutar personal militar y fortalecer su infraestructura crítica frente a una eventual guerra total.
Han Kuang 2025 redefine la defensa taiwanesa
El ejercicio militar Han Kuang 2025 marcó un punto de inflexión en la doctrina defensiva de Taiwán, al extenderse por diez días e integrar simulacros civiles bajo el concepto de “resiliencia urbana”. Esta evolución refleja un reconocimiento claro del cambio en la naturaleza de los conflictos contemporáneos: ya no existe una línea divisoria entre el frente de batalla y la retaguardia. Las maniobras de este año incluyeron escenarios de guerra prolongada, incursiones de comandos y sabotajes internos, anticipando una eventual ofensiva china basada en operaciones multidominio y tácticas de desestabilización interna.

Además de su dimensión táctica, Han Kuang también proyecta un mensaje político. La presencia de observadores extranjeros, incluidos oficiales estadounidenses y representantes del sector defensa, demuestra el creciente interés internacional en la preparación militar de Taiwán. En un contexto donde la administración Trump exige mayor autosuficiencia de sus aliados, la integración de infraestructuras civiles como el metro de Taipéi en ejercicios logísticos sirve como evidencia de una estrategia defensiva integral. Esta aproximación, más allá de lo simbólico, busca fortalecer la legitimidad del apoyo estadounidense y posicionar a Taiwán como un socio comprometido con su propia defensa.
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