El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, advirtió que no habrá fin a la injerencia de Rusia en Ucrania ni en la región sin un cambio de régimen en Moscú. Durante un acto por el aniversario de los Acuerdos de Helsinki, también instó a confiscar los activos rusos congelados en Occidente para financiar la defensa y reconstrucción ucraniana, señalando que ya no alcanzan las medidas simbólicas para frenar la agresión rusa.
Cambio de régimen como condición para la paz duradera
Las declaraciones de Zelenski reflejan una creciente frustración en Kiev ante la falta de avances en los intentos diplomáticos para alcanzar un alto al fuego, a pesar de múltiples rondas de negociaciones con Moscú. Según el presidente ucraniano, la paz duradera es incompatible con el actual liderazgo ruso, advirtiendo que el Kremlin continuará desestabilizando a sus vecinos mediante tácticas híbridas y amenazas militares. Sus palabras llegaron horas después de uno de los ataques más mortíferos con drones y misiles en la capital ucraniana, que dejó 11 muertos y más de 100 heridos.

El presidente ucraniano también reclamó a sus aliados occidentales que vayan más allá del congelamiento de activos rusos y procedan a su confiscación total para destinarlos a la recuperación del país. Con más de 300 mil millones de dólares en activos rusos congelados, Zelenski criticó la falta de decisión para incautarlos, calificándolo como una oportunidad perdida para responsabilizar a Moscú. “Hay que confiscarlos y usarlos para servir a la paz, no a la guerra”, enfatizó, desafiando directamente los temores legales y financieros que persisten en Europa sobre esta medida.
Rusia acelera su ofensiva mientras Ucrania lidia con crisis de personal y presión occidental
Mientras Zelenski plantea la necesidad de un cambio de régimen en Rusia como única garantía de estabilidad en la región, las tropas ucranianas enfrentan una de las fases más duras del conflicto. La ofensiva de verano rusa ha ganado ritmo en los últimos días, con drones de ataque penetrando profundamente en el territorio controlado por Kiev y con avances sostenidos en puntos estratégicos como Pokrovsk, Kostiantynivka y Kupiansk. Estas localidades, cruciales para la defensa del Donetsk aún en manos ucranianas, corren peligro de ser rodeadas, lo que implicaría una triple crisis militar y logística para Ucrania.

A esta presión se suma una crisis de recursos humanos en las fuerzas ucranianas, con unidades exhaustas, falta de relevos y suministros que deben llegar por aire ante la amenaza constante de los drones rusos. En paralelo, la administración Trump ha recortado drásticamente los plazos para que Putin acepte una salida negociada, endureciendo el clima político internacional. Sin un flujo constante de armamento occidental ni una decisión firme sobre la confiscación de activos rusos congelados, Ucrania podría enfrentar un punto de inflexión crítico en el campo de batalla.
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