En un contexto de creciente tensión entre EE.UU., China y Taiwán, las maniobras Talisman Sabre 2025 en Australia demostraron el poder disuasivo de los sistemas de misiles móviles desplegados por aliados clave. Durante el mayor ejercicio militar de su tipo realizado en territorio australiano, fuerzas de EE. UU., Japón, Singapur y Australia ensayaron ataques coordinados contra blancos navales desde tierra firme, con el objetivo de simular una defensa efectiva del denominado Primer Arco Insular frente a una eventual ofensiva china.
Ensayo multinacional con misiles ante una posible invasión de Taiwán
Los ejercicios Talisman Sabre 2025 marcaron un hito estratégico al integrar lanzamientos reales de misiles HIMARS, Type 12 y Typhon desde ubicaciones terrestres hacia objetivos marítimos simulados. La capacidad de proyectar fuego preciso desde tierra firme contra buques enemigos se convierte en una herramienta clave para contener a China dentro del Primer Arco Insular, una línea geográfica crucial que va desde Japón hasta Indonesia, pasando por Taiwán y Filipinas. La interoperabilidad alcanzada entre fuerzas aliadas, según el mayor Markus Spicer del Ejército estadounidense, fue “impecable” y mostró una capacidad de reacción rápida ante escenarios de conflicto.

El despliegue de estos sistemas no solo busca reforzar la defensa de aliados regionales, sino también enviar un mensaje claro a Pekín sobre el costo operativo de una posible invasión a Taiwán. La participación de Australia, que disparó por primera vez sus recién adquiridos HIMARS, simboliza un cambio en su postura defensiva y mayor integración militar con Washington. La estrategia llevada adelante durante el ejercicio busca evitar concentraciones vulnerables y garantiza flexibilidad ante una guerra de alta intensidad en el Indo-Pacífico.
Australia y EE.UU. prueban su nueva capacidad de impacto profundo
La prueba del misil de ataque de precisión (PrSM, por sus siglas en inglés) durante el ejercicio Talisman Sabre 2025 marcó un hito en la cooperación militar entre Australia y EE.UU. Con un alcance de hasta 500 km, el PrSM fue lanzado desde un sistema HIMARS australiano en el Territorio del Norte, dos años antes de lo previsto. Este despliegue refuerza la capacidad de ataque de largo alcance de Australia y responde directamente a los riesgos crecientes que plantea la expansión militar de China en el Indo-Pacífico. El misil está diseñado para penetrar entornos A2/AD y atacar blancos estacionarios con alta precisión, con futuras versiones enfocadas en objetivos móviles como buques.

Este avance tecnológico se enmarca en la Defense Strategic Review de Australia, que promueve la adquisición acelerada de capacidades ofensivas ante posibles conflictos de alta intensidad. La prueba no solo refleja la profundización de los lazos bilaterales, sino que también emite un mensaje geopolítico contundente: Canberra busca posicionarse como actor central en la estrategia de contención de China, junto a Washington. En un entorno cada vez más disputado, los ejercicios como Talisman Sabre y el desarrollo conjunto del PrSM consolidan el papel de Australia como pilar de estabilidad y disuasión en el sur del Indo-Pacífico.
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