La reciente detección del rompehielos chino Xue Long 2 dentro de la Plataforma Continental Extendida (ECS) de Estados Unidos, frente a la costa de Alaska, encendió las alarmas del Comando Ártico norteamericano. El buque fue interceptado por la guardia Costera a más de 130 millas náuticas al norte de Utqiagvik, como parte de la operación de vigilancia Frontier Sentinel, diseñada para responder a actividades estatales adversas en aguas cercanas a EE.UU.
Aunque el buque fue presentado como parte de una misión de investigación científica, su presencia se suma a una serie de movimientos que, en conjunto, delinean una estrategia de proyección regional sostenida por parte de China en el Ártico. Esta nota expone, en profundidad, las bases, capacidades y alianzas que sustentan dicha estrategia, y analiza cómo estas desafían directamente los intereses geopolíticos de Estados Unidos y sus aliados.

La política ártica de China: ¿investigación científica o ambición estratégica?
Desde la publicación oficial de su Libro Blanco sobre la Política Ártica en 2018, China se autodefine como un “Estado cercano al Ártico”. En ese documento, Pekín establece su interés en:
- la investigación científica polar,
- la explotación de recursos naturales,
- la apertura de nuevas rutas marítimas,
- la gobernanza multilateral de la región.
Aunque China no posee territorio en el Círculo Polar Ártico, su narrativa oficial le ha permitido insertarse en organismos clave como el Arctic Council, del cual es observador permanente desde 2013. Sin embargo, detrás de esta estrategia discursiva, se despliega un entramado de infraestructuras, tecnologías y acuerdos bilaterales que refuerzan su presencia de facto en el Alto Norte.
Infraestructura clave: bases científicas con potencial dual
Yellow River Station – Svalbard, Noruega
Operativa desde 2004, esta estación se ubica en Ny-Ålesund, en el archipiélago noruego de Svalbard. Administrada por el Polar Research Institute of China (PRIC), la base realiza investigaciones climáticas, atmosféricas y oceanográficas. Pero analistas advierten que su tecnología también podría utilizarse para fines de inteligencia, comunicaciones o vigilancia estratégica.

CIAO – Observatorio China-Islandia
En funcionamiento desde 2018 en Kárhóll, Islandia, el China-Iceland Arctic Science Observatory es gestionado en conjunto con el Centro Nacional de Investigación Científica de Islandia. La instalación monitorea actividad geomagnética, clima espacial y fenómenos oceánicos, consolidando la huella científica —y diplomática— de China en el Atlántico Norte.
Capacidad naval: rompehielos y tecnología polar de última generación
Xue Long y Xue Long 2
El rompehielos Xue Long fue adquirido a Ucrania en los años 90, pero el gran salto vino con el Xue Long 2, botado en 2019 y construido íntegramente en astilleros chinos. Este buque tiene capacidad para romper hasta 1,5 metros de hielo, alberga laboratorios científicos y opera con sistemas de navegación de precisión.

Nuevos desarrollos: ¿rompehielos nuclear en camino?
Según informes de defensa, China planea incorporar un rompehielos de propulsión nuclear de 30.000 toneladas para operaciones extendidas en regiones polares. De concretarse, sería la tercera potencia en poseer esta capacidad estratégica, junto con Rusia y Estados Unidos.
La Ruta de la Seda Polar y las alianzas con Rusia
Uno de los ejes clave de la presencia china en el Ártico es su alianza con Rusia. Ambos países impulsan la Polar Silk Road, una extensión marítima del proyecto geoeconómico chino. Esto incluye:
- participación en proyectos energéticos como Yamal-LNG,
- inversiones en infraestructura portuaria ártica,
- cooperación tecnológica en logística y navegación polar.
La Ruta de la Seda Polar permite a China reducir su dependencia del estrecho de Malaca, diversificar rutas de suministro energético y ganar acceso a minerales estratégicos como tierras raras, uranio y gas natural licuado (GNL).
Capacidad de doble uso: entre ciencia y proyección de poder
Aunque China insiste en que su actividad en el Ártico es pacífica y científica, diversas fuentes —incluido el Financial Times— han advertido que sus estaciones podrían utilizarse para vigilancia satelital, monitoreo de cables submarinos, y recopilación de señales de inteligencia (SIGINT). A esto se suma su creciente cooperación militar con Rusia en el extremo norte, que incluye simulacros y patrullajes coordinados.

Estados Unidos y Canadá han reaccionado con ejercicios conjuntos, el refuerzo del comando NORAD y la actualización de infraestructura en Alaska y Groenlandia, pero el avance chino continúa consolidándose mediante estrategias menos confrontativas y más persistentes.
La incursión del Xue Long 2 en aguas bajo jurisdicción estadounidense no fue un accidente, sino una demostración de alcance estratégico. En menos de dos décadas, China ha pasado de ser un actor marginal a una potencia polar emergente con:
- dos estaciones científicas permanentes,
- una flota de rompehielos en expansión,
- acceso diplomático a foros multilaterales,
- vínculos económicos sólidos con Rusia y países nórdicos.
Este despliegue reposiciona a China como actor clave en la región, al tiempo que desafía la hegemonía tradicional de Estados Unidos en el hemisferio norte. La lógica de “presencia con propósito” le permite construir influencia sin recurrir a la ocupación militar, una estrategia que —por ahora— parece tener éxito.
El Ártico ya no es un territorio congelado para la geopolítica
China ha convertido su narrativa de investigación pacífica en una plataforma eficaz para el poder blando y la influencia regional en el Ártico. Con infraestructura instalada, capacidades tecnológicas avanzadas y alianzas estratégicas, su presencia plantea un desafío sostenido y de largo plazo a Estados Unidos y sus aliados.
En este nuevo tablero polar, la competencia ya no se libra solo con submarinos o misiles, sino con satélites, rompehielos, laboratorios y acuerdos multilaterales. Y en esa competencia, China se está posicionando para no quedar fuera.
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Con información de la Guardia Costera de EE.UU., CBS News, The Arctic Institute, RAND Corporation, Polar Research Institute of China, Arctic Council y análisis de seguridad internacional.













