En la última década, China ha aumentado rápidamente su interés por la Antártida, inaugurando el año pasado su quinta estación antártica. Situada en la isla Inexpressible, en la bahía de Terra Nova, esta última estación china, Qinling, inició su primera misión invernal en marzo.

Los científicos esperan que esto ayude a garantizar que la investigación de importancia mundial continúe en el continente. La estación del gigante asiático se encuentra en el sur de la Antártida, cerca de las de Italia y Corea del Sur, y se espera que con el tiempo se realicen estudios sobre ecología marina y terrestre, hielo marino, geofísica, vida salvaje y otros temas, según el director de la Administración Ártica y Antártica China en Pekín, Shen Jun.
La investigación antártica enfrenta múltiples retos, que la administración china pretende sortear al ubicar su nueva estación. Entre ellos, busca determinar cómo se forman las aguas frías y densas de la plataforma continental, las precursoras del agua del fondo antártico que desempeñan un papel fundamental en la regulación de la capacidad del océano para almacenar calor y capturar carbono. La región también se postula como un gran espacio para estudiar la biodiversidad marina, incluidos el krill, los pingüinos y las ballenas.
Prioridad antártica versus recorte científico
Si bien China no ha revelado cuánto gasta en investigación antártica cada año, los investigadores dicen que ha habido una creciente financiación gubernamental para la investigación y el desarrollo en general durante la última década. Desde 2018, China también ha construido dos nuevos rompehielos (el Xue Long 2 y el Ji Di), y está planeando una nueva estación de verano en el suroeste de la Antártida, cuya apertura está prevista para 2027.
Contrariamente a lo impulsado por la administración de Xi Jinping, el Estados Unidos de Trump continúa recortando la financiación para la investigación polar, así como también la renovación de infraestructuras específicas para la Antártida. Respectivamente, el presupuesto bajará de 86 a 25 millones de dólares, y de 60 a 24 millones de dólares para el 2026.

Washington ha sido considerado históricamente como un líder mundial en investigación antártida, aunque la continuidad de los estudios existentes está en riesgo por el recorte de presupuesto. Los expertos afirman que el continente blanco se enfrenta a un “cambio en el liderazgo científico”, donde el mayor riesgo de los recortes del gobierno estadounidense es la posible pérdida de datos continuos, como los que alberga el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos, que son cruciales para comprender las tendencias climáticas y el tiempo extremo.
Asimismo, este cambio de liderazgo implicaría que China deberá ser quien comparta los datos sobre los estudios científicos llevadas a cabo en la Antártida, posicionándose como el principal investigador del territorio. Si este es el escenario futuro, Pekín deberá adoptar ese rol, que implica compartir descubrimientos, problemas de ecosistemas críticos, avances en la materia, entre otros, para apoyar al resto de los países a comprender los cambios y responder a ellos.
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