El acuerdo de libre comercio entre los países del bloque MERCOSUR y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), de la que forma parte Suiza, está cada vez más cerca de entrar en vigor. Tras el anuncio del cierre de negociaciones el pasado 2 de julio de 2025, se espera que el tratado sea firmado en los próximos meses y posteriormente ratificado por los parlamentos de cada Estado miembro. Este histórico acuerdo comercial promete exenciones arancelarias para alrededor del 95% de las exportaciones suizas al MERCOSUR en un plazo de 15 años, abriendo un nuevo capítulo en las relaciones económicas entre ambas regiones.
De las negociaciones a la implementación: cómo avanza el acuerdo
Tras más de una década de negociaciones, el acuerdo EFTA-MERCOSUR alcanzó su etapa final: la revisión legal del texto y la planificación para la firma formal. La expectativa es que el tratado sea rubricado antes de que finalice 2025, según confirmaron las partes involucradas. A partir de ese momento, el acuerdo deberá ser ratificado por los parlamentos nacionales de cada uno de los países firmantes, lo que implicará debates internos, revisiones legales y, en el caso de Suiza, la posibilidad de que se someta a referéndum mediante mecanismos de democracia directa.

La particularidad del sistema político suizo podría representar un obstáculo para la implementación fluida del acuerdo. En ocasiones anteriores, tratados similares enfrentaron resistencia en sectores de la población preocupados por el impacto en la producción nacional o por cuestiones medioambientales. No obstante, desde el gobierno helvético se subraya que el acuerdo busca mejorar la competitividad sin comprometer estándares sociales o ambientales. En la misma línea, destacó el potencial para fortalecer el comercio bilateral con los países del MERCOSUR.
Por qué EFTA importa en el comercio internacional
A lo largo de las negociaciones, los países del MERCOSUR identificaron a la EFTA como un socio estratégico. Este último no solo ostenta un notable peso económico, sino que también demuestra un carácter altamente desarrollado y abierto al comercio. Aunque agrupa a menos de 14 millones de personas, la EFTA es el noveno actor mundial en el comercio de bienes y el quinto en servicios. Esto la convierte en un destino valioso para las exportaciones del MERCOSUR, especialmente en productos agrícolas, donde la región tiene ventajas competitivas claras.

La relación también representa un desafío. Mientras que EFTA mantiene una fuerte competitividad en bienes industriales y servicios, su sensibilidad respecto al comercio agrícola fue un punto delicado durante las negociaciones. No obstante, el acuerdo prevé un acceso mejorado para bienes clave de exportación del MERCOSUR, al tiempo que abre el mercado sudamericano a sectores industriales europeos. Esta convergencia no solo diversifica las relaciones económicas de ambos bloques. También atrae inversión extranjera directa, reforzando los lazos entre regiones con modelos productivos complementarios
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