Volodímir Zelenski enfrenta su mayor desafío interno desde el inicio de la invasión rusa. Miles de ciudadanos ucranianos salieron a las calles esta semana para rechazar una reforma legislativa que, según denuncian, limita la independencia de los principales organismos anticorrupción del país. En paralelo a la crisis interna en Kiev, las delegaciones de Ucrania y Rusia mantuvieron este miércoles en Estambul su tercera ronda de conversaciones de paz y acordaron un nuevo intercambio de prisioneros.

En respuesta a la creciente presión, el presidente aseguró que está dispuesto a presentar una nueva versión del proyecto, aunque no está claro si esa medida logrará aplacar la indignación social.
Acuerdo en Estambul entre Moscú y Kiev para un nuevo canje de prisioneros
Según informó la agencia estatal rusa TASS, ambas partes pactaron un nuevo intercambio de prisioneros, que incluirá tanto a militares como a civiles.

El diálogo, que duró menos de una hora, dejó como resultado un acuerdo limitado, pero simbólico, en medio de una guerra estancada y con crecientes presiones externas para avanzar hacia un cese de hostilidades.
La posición rusa ante Trump y el nuevo plazo para una tregua
Pese al ultimátum lanzado por Trump el 14 de julio, que incluye posibles aranceles severos y el envío de sistemas de defensa Patriot a Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, no parece estar preocupado. Según fuentes del Kremlin citadas por The Guardian, Moscú ve al líder republicano como una figura emocionalmente influenciable, pero no lo considera un actor capaz de alterar su estrategia de fondo en Ucrania.

La analista rusa Tatiana Stanovaya indicó que Moscú sigue apostando por una paz en sus propios términos y que las sanciones anunciadas por Washington no han cambiado esa postura. Incluso tras las advertencias de Trump, el bombardeo ruso sobre ciudades ucranianas continuó, en lo que fue calificado por funcionarios rusos como un “error estratégico” en la gestión de la relación con el expresidente estadounidense.
Europa entre el apoyo a Trump y la preocupación por los plazos
En el plano internacional, la reacción europea al anuncio de Trump fue ambivalente. La jefa de Asuntos Exteriores de la UE, Kaja Kallas, declaró al Telegraph que el esfuerzo del republicano por forzar negociaciones era bienvenido, pero cuestionó la duración del ultimátum. “Cincuenta días es mucho tiempo si están matando civiles inocentes”, subrayó, reflejando la tensión entre la urgencia humanitaria y los tiempos de la diplomacia.

El escenario actual combina frentes abiertos internos y externos para Kiev: protestas ciudadanas, desafíos diplomáticos y una guerra prolongada cuyo desenlace sigue atado al tablero geopolítico. El nuevo acuerdo en Estambul sobre prisioneros representa un gesto mínimo de diálogo, pero el futuro de la contienda sigue determinado por dinámicas mayores, en las que la presión de Washington y el cálculo estratégico de Moscú chocan sin signos de resolución inmediata.
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