Durante la audiencia de nominación del teniente general Dagvin R.M. Anderson, ante el Senado de Estados Unidos, se expuso un panorama estratégico que destaca la creciente convergencia entre la influencia militar, económica y de información de China y Rusia, y la expansión de redes terroristas en África.

Anderson afirmó que China avanza en África más allá del desarrollo económico, implementando operaciones militares e informativas, y establece inversiones portuarias que, de convertirse en bases duales, podrían impedir el acceso estadounidense en tiempos de crisis. Su preocupación apunta especialmente a posibles puertos en la costa atlántica del continente, que afectarían la seguridad nacional de EE. UU.
Por su parte, las acciones de Rusia han sido caracterizadas como desestabilizadoras por el despliegue de mercenarios del grupo Wagner, así como por su participación coercitiva en gobiernos africanos para explotar recursos naturales. Los grupos Wagner y la emergente África Corps cimentaron la injerencia rusa en Mali, República Centroafricana, Libia y otros países, con violencia y violaciones de derechos humanos-

En esa misma sesión, Anderson enfatizó que las redes terroristas vinculadas a ISIS y Al Qaeda están prosperando en espacios sin gobierno, como el Sahel y el Cuerno de África. Estas organizaciones se expanden en regiones como Mali, Burkina Faso, Níger, Somalia y Mozambique, poniéndolas entre las áreas más peligrosas del mundo y representando una amenaza latente para intereses estadounidenses y globales.
El vicealmirante Frank M. Bradley, aspirante a comandante de SOCOM, agregó que el panorama geoestratégico actual requiere una respuesta precisa y adaptable, facilitada por las fuerzas especiales que pueden actuar con rapidez en crisis y enfrentamientos complejos, tanto frente a terroristas como a adversarios estatales.
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