El portaaviones nuclear USS Carl Vinson (CVN 70), buque insignia del Carrier Strike Group One de la Armada de Estados Unidos, realizó el 22 de julio de 2025 una serie de intensas operaciones aéreas en el Mar de Filipinas, en un contexto de creciente tensión geopolítica con China. Las maniobras, llevadas a cabo por aeronaves de quinta generación F-35C Lightning II y cazas F/A-18F Super Hornet, forman parte de una misión de despliegue avanzado liderada por la Séptima Flota estadounidense en el Indo-Pacífico.
La operación, informada por Naval News, se inscribe en los ejercicios rutinarios de preparación de combate, vigilancia marítima e interoperabilidad aérea, esenciales para mantener la superioridad aérea estadounidense en zonas altamente disputadas. A su vez, representa un gesto inequívoco del compromiso de Washington con la seguridad regional de aliados como Filipinas, Japón y Corea del Sur.

Proyección de fuerza y preparación para conflictos de alta intensidad
Durante las operaciones del 22 de julio, los escuadrones embarcados en el Carl Vinson realizaron lanzamientos y recuperaciones en condiciones dinámicas, simulando escenarios de combate en entornos marítimos disputados. Los ejercicios validaron misiones de ataque, interdicción marítima, guerra electrónica y dominio aéreo, en línea con el concepto de operaciones distribuidas que impulsa el Pentágono.
Un mensaje estratégico a China
El despliegue del USS Carl Vinson en el Mar de Filipinas se da en un momento clave de fricción territorial entre China y varios países del sudeste asiático, particularmente Filipinas, por disputas en el Mar de China Meridional. La presencia de la marina estadounidense refuerza la postura de Washington a favor de la libertad de navegación y el cumplimiento del orden marítimo internacional basado en reglas, desafiando las crecientes acciones coercitivas de Beijing en la región.

Las operaciones aéreas del portaaviones también ponen de relieve el concepto de modernización gradual de las alas aéreas embarcadas. La combinación de aviones furtivos de última generación con plataformas ya consolidadas como el Super Hornet permite ampliar el alcance ofensivo, mejorar la conciencia situacional en el campo de batalla y garantizar la interoperabilidad con fuerzas aliadas.
Estabilidad regional bajo vigilancia constante
El Indo-Pacífico se ha convertido en el epicentro de la competencia estratégica del siglo XXI. Para Estados Unidos, mantener una presencia naval robusta y constante es vital para disuadir a potencias revisionistas, contener incidentes y sostener el equilibrio geoestratégico en un corredor marítimo por donde transita más del 30% del comercio global.
Mientras el USS Carl Vinson continúa con su despliegue como parte del forward presence estadounidense, el mensaje es claro: la Armada de Estados Unidos mantiene plena capacidad para proyectar poder aéreo decisivo desde el mar, apoyar a sus socios regionales y responder a cualquier amenaza que ponga en riesgo la estabilidad del Indo-Pacífico.
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