Argentina registró un superávit comercial energético de 3.761 millones de dólares durante el primer semestre de 2025, el más alto en más de tres décadas. Este saldo positivo se explica principalmente por el crecimiento de la producción no convencional en Vaca Muerta y por la puesta en marcha de nuevas obras de infraestructura que dinamizaron las exportaciones y redujeron la necesidad de importaciones energéticas.

La comparación histórica, que abarca desde 1990, revela que solo en doce semestres la balanza energética fue deficitaria, concentrados entre 2011 y 2019, y luego entre 2021 y 2023.
El petróleo gana protagonismo en las exportaciones argentinas
El petróleo se convirtió en el tercer producto más exportado del país, detrás de la harina y el aceite de soja, y del maíz. Durante el primer semestre, las ventas externas de crudo ascendieron a 3.177 millones de dólares, frente a los 2.541 millones registrados en 2024.

Aunque los números son auspiciosos, los analistas del sector creen que el superávit energético de 2025 difícilmente alcance los 6.875 millones de dólares que proyectaban algunas consultoras privadas al inicio del año. La razón: la baja del precio internacional del petróleo, que podría llevar las cifras anuales a niveles similares a los de 2024 (5.668 millones).
Políticas de precios y señales al mercado energético
Uno de los factores clave detrás de este desempeño fue la política oficial de no intervenir en los precios internos del crudo. Empresas como Vista Energy, segunda productora del país y principal exportadora, destacaron que el 100 % de sus ventas se realizaron al precio de paridad de exportación, sin distinción entre mercado interno y externo. Esta previsibilidad en las reglas permitió consolidar las inversiones en el sector.
En paralelo, el gobierno nacional avanzó con nuevas medidas para evitar cuellos de botella en la oferta de gas natural. Esta semana se confirmó que Cammesa comprará volúmenes adicionales de gas a precios superiores a los establecidos en el Plan Gas, con el objetivo de abastecer a las centrales termoeléctricas y prevenir crisis como la del 2 de julio.

Con estos resultados, el sector energético argentino refuerza su rol como uno de los motores clave del comercio exterior y las cuentas fiscales. Aunque el contexto internacional impone desafíos de precios, la consolidación de Vaca Muerta como polo exportador y la estabilidad normativa parecen haber sentado bases más sólidas para el desarrollo energético nacional.
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