La reunión virtual del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, más conocido como Ramstein, dio inicio hoy con la participación de 52 países a nivel ministerial. Finalmente, tras consultas de Escenario Mundial a la cartera ministerial de Defensa, todavía no se confirmó la participación de Argentina en dicha reunión.

La cumbre, copresidida por Alemania y el Reino Unido, contó con la presencia de la delegación ucraniana encabezada por el ministro Rustem Umerov y el secretario del Consejo de Seguridad, Denys Shmyhal. Estados Unidos estuvo representado por la embajadora ante la OTAN, Julianne Smith, aunque no asistió el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, cuya participación había sido esperada inicialmente.
La reunión anterior de Rammstein busca guiar el apoyo a Ucrania
En este sentido, durante la reunión anterior de abril, se aprobaron ocho hojas de ruta estratégicas para guiar el apoyo a Ucrania hasta 2027, abarcando temas como armamento, producción industrial, interoperabilidad con la OTAN y fortalecimiento de capacidades militares nacionales.

Además, el ministro Umerov comunicó que los aliados expresaron su voluntad de financiar la producción de equipamiento militar ucraniano en fábricas aliadas, dentro de la iniciativa conocida como “Ramstein Investment to Industries Initiative”. Todo el armamento producido bajo licencias sería destinado exclusivamente a Ucrania.
Argentina entre la coherencia diplomática y el pragmatismo geopolítico
Una cuestión destacable de esto es el hecho de que Argentina continúa en un punto de observación diplomática relevante: se incorporó formalmente al formato Ramstein en junio de 2024, pero aún no está confirmada su participación en esta instancia. Su implicancia hasta ahora viene siendo principalmente simbólica mediante intervenciones verbales sin contribuciones materiales significativas.

La nueva postura argentina se inscribe en una lógica de alineamiento con la Casa Blanca trumpista, pero plantea interrogantes sobre su coherencia internacional. La abstención en la ONU, el silencio tras los contactos Trump-Putin y la indefinición respecto a Ramstein evidencian una estrategia cautelosa o ambigua, que podría socavar la credibilidad de Buenos Aires en el escenario global.
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