Alemania ha registrado un alarmante incremento en las operaciones híbridas impulsadas por Rusia durante el primer semestre del año, según advirtió Martina Rosenberg, jefa del Servicio de Contrainteligencia Militar (Militärische Abschirmdienst, MAD). En declaraciones a la agencia de noticias DPA, Rosenberg sostuvo que se ha detectado un “aumento drástico de casos de espionaje y medidas híbridas”, que ahora exhiben un carácter “más masivo y también más agresivo”.
De acuerdo con los datos proporcionados por la funcionaria, el número de incidentes en los que se sospecha una implicación directa de Moscú se duplicó en los primeros seis meses de 2025, lo que confirma una estrategia en expansión por parte del Kremlin para interferir en la seguridad y estabilidad interna de Alemania.
La máxima responsable del MAD subrayó que el interés de los servicios de inteligencia extranjeros por Alemania no es nuevo. “No es ningún secreto: como nodo logístico clave para los movimientos de tropas de la OTAN y como socio activo de la Alianza, Alemania está siempre en el radar”, afirmó. Sus declaraciones resonaron con los señalamientos realizados en 2024 por su par estonio, quien había anticipado un patrón de agresión cibernética e infiltración encubierta similar en Europa del Este.

Sabotajes y reclutamientos digitales
Uno de los ejemplos más preocupantes de esta tendencia ha sido la reciente detección de actos de sabotaje en embarcaciones de la Marina alemana. Según reportes internos, se hallaron cables cortados, rastros de aceite contaminando los sistemas de agua a bordo, e incluso fragmentos metálicos introducidos en trenes de transmisión. Estos incidentes no solo implican un riesgo operacional directo, sino que también revelan una posible infiltración o colaboración interna.
Las operaciones de inteligencia rusas, según Rosenberg, suelen reclutar a sus agentes en línea, aprovechando foros y redes sociales para captar individuos sin que estos comprendan del todo el objetivo final. Un caso ilustrativo es el del adolescente ucraniano que, manipulado por contactos rusos, provocó una explosión en una tienda Ikea en Vilna, capital de Lituania, en marzo de 2024.
Estas acciones no representan un fenómeno nuevo. Ya antes de la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Alemania había sido blanco de operaciones encubiertas. En 2021, un tribunal alemán ordenó la expulsión de dos diplomáticos rusos tras el asesinato de un ciudadano georgiano, en un hecho que fue ampliamente atribuido al Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB).

El frente invisible de la guerra híbrida
La evolución del conflicto entre Rusia y Occidente ha traspasado hace tiempo el plano convencional, desplazándose hacia una dimensión híbrida que combina espionaje, sabotaje, desinformación, ciberataques y operaciones psicológicas. Alemania, por su posición estratégica dentro de la OTAN y su liderazgo político en la Unión Europea, se ha convertido en un objetivo prioritario para Moscú.
Estos ataques no solo buscan recopilar inteligencia o causar disrupciones técnicas, sino erosionar la confianza interna, generar incertidumbre social y alterar el curso político de las democracias europeas. La advertencia de Rosenberg se inscribe en una creciente alarma continental frente al avance de estas tácticas, que desafían las estructuras tradicionales de seguridad y defensa.
Tal como lo refleja el informe de Politico Europe, basado en una entrevista exclusiva con DPA (21 de julio de 2025), Alemania enfrenta una presión sin precedentes en su frente interno, impulsada por un adversario que ha perfeccionado las herramientas de la guerra no convencional.
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