El conflicto entre EE.UU. e Irán generó un nuevo punto crítico tras el reciente ataque aéreo a la planta nuclear subterránea de Fordow, una instalación clave en el programa atómico iraní. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el bombardeo habría dejado inoperativas las centrifugadoras del sitio, marcando un duro golpe para las capacidades de enriquecimiento de Teherán. Sin embargo, la retirada de inspectores y la suspensión de cooperación por parte de Irán dejan a la comunidad internacional sin acceso verificable al estado de su arsenal nuclear, intensificando la incertidumbre en torno al programa y elevando el riesgo de una escalada regional.
El OIEA confirma daños, pero pierde acceso en Irán
Tras el ataque del 22 de junio por parte de EE.UU.a instalaciones nucleares iraníes, el OIEA confirmó que la planta de Fordow, centro clave de enriquecimiento de uranio, quedó inoperativa. La evaluación técnica del organismo se basó en análisis satelitales y herramientas forenses avanzadas que detectaron un daño estructural considerable, incompatible con la operatividad de las centrifugadoras. Sin embargo, el organismo internacional no ha podido verificar si el daño es irreversible, dado que Irán suspendió toda cooperación e impidió el regreso de inspectores.

Esta pérdida de acceso plantea desafíos críticos para la comunidad internacional. Desde 2021, Irán ha restringido progresivamente la implementación del Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación, debilitando la capacidad del OIEA para hacer un seguimiento completo de sus actividades nucleares. La situación se agravó tras el conflicto con Israel y EE.UU., cuando Teherán retiró todos los mecanismos de vigilancia del organismo e informó que tomaría “medidas especiales” para proteger su material enriquecido. A día de hoy, el OIEA no sabe dónde se encuentra la reserva de 400 kilos de uranio altamente enriquecido que antes estaba en Fordow.
Europa y EE.UU. exigen compromiso nuclear a Irán antes de reactivar sanciones
A menos de seis semanas del límite acordado entre EE.UU., el Reino Unido, Francia y Alemania, la posibilidad de un nuevo acuerdo nuclear con Irán sigue siendo incierta. Los diplomáticos europeos intentan retomar el diálogo con Teherán para restaurar la presencia del OIEA y evitar que el país se aleje definitivamente del régimen de no proliferación. La amenaza del mecanismo de “snapback”, que restablecería todas las sanciones levantadas por el acuerdo de 2015, ha sido activada como carta de presión. El objetivo es lograr avances antes de octubre, cuando Rusia asumirá la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, complicando posibles acciones multilaterales.

Mientras tanto, las señales desde Teherán son contradictorias. Por un lado, el Parlamento iraní emitió un comunicado estableciendo condiciones aún no reveladas para reiniciar el diálogo con Washington; por otro, líderes como el ayatolá Khamenei amenazan con represalias si se imponen nuevas sanciones. Aunque el presidente Trump afirmó que Irán busca hablar, aseguró que no tiene apuro: “Ya destruimos su sitio”, declaró refiriéndose al bombardeo en Fordow.
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