Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) intensificaron este miércoles sus operaciones militares en territorio sirio, lanzando un ataque aéreo contra el edificio del Estado Mayor del ejército sirio en Damasco. La ofensiva se enmarca en una escalada regional impulsada por los recientes enfrentamientos entre fuerzas leales al nuevo régimen sirio y la población drusa en la ciudad de Sweida, en el sur del país.
Según confirmó el propio Ejército israelí a través de un comunicado en X, la decisión responde directamente a las acciones del gobierno sirio “contra civiles drusos” y fue ejecutada “por instrucciones del liderazgo político de Israel”. Las FDI también aseguraron estar monitoreando de cerca la evolución del conflicto y no descartaron nuevas intervenciones.

“Estamos preparados para diversos escenarios”, expresó el vocero militar. “La alianza con nuestros hermanos drusos es inquebrantable”.
Una ofensiva con múltiples frentes
Las imágenes difundidas por las FDI muestran el impacto de misiles sobre dos objetivos: la sede del comando general sirio y una instalación militar cercana al Palacio Presidencial. Según fuentes israelíes, dichos sitios eran utilizados para coordinar el envío de refuerzos a Sweida, bastión druso en el sur de Siria que se encuentra sitiado por tropas del régimen interino de Ahmed al-Sharaa.
La situación escaló luego de la ruptura de un frágil alto al fuego pactado el martes entre milicias drusas y las fuerzas gubernamentales. El Ministerio de Defensa sirio acusó a las milicias locales de violar el cese de hostilidades y justificó la reanudación de los ataques con el argumento de restaurar el orden en la región.
Sin embargo, fuentes cercanas a la comunidad drusa denuncian una campaña de represión sistemática. El general de brigada (res.) Amal As’ad, reservista druso de las FDI, comparó la ofensiva en Sweida con las atrocidades del 7 de octubre, asegurando que “niñas de cinco años fueron violadas y mujeres embarazadas, asesinadas”.
As’ad criticó duramente la pasividad inicial del gobierno israelí, y exigió la creación urgente de un corredor humanitario para evacuar a mujeres, ancianos y niños. Además, pidió permitir que jóvenes drusos israelíes crucen la frontera para combatir junto a sus pares sirios.
Una frontera al borde del colapso
La tensión en la frontera alcanzó un nuevo pico este miércoles, cuando alrededor de 1.000 ciudadanos israelíes de origen druso cruzaron el vallado que separa Israel de Siria para ingresar al área en conflicto. Las FDI calificaron el hecho como “extremadamente peligroso” y desplegaron fuerzas adicionales en la zona para evitar un mayor desborde.

El Jefe del Estado Mayor, Teniente General Eyal Zamir, ordenó reforzar el dispositivo militar en la frontera siria, incluyendo capacidades de vigilancia, inteligencia y ataque. Las fuerzas del Comando Norte y de la División 210 “Bashan” recibieron instrucciones de aumentar la frecuencia de los ataques preventivos para frenar el avance sirio sobre zonas drusas.
Contexto regional: una nueva etapa de inestabilidad
La actual escalada ocurre en un contexto de profunda reconfiguración del mapa político sirio. Tras catorce años de guerra civil, una coalición de grupos insurgentes islamistas derrocó al presidente Bashar al-Assad en diciembre de 2024. El nuevo gobierno, de mayoría sunita, no ha logrado consolidar su poder y enfrenta resistencia de múltiples minorías étnico-religiosas, entre ellas los drusos.
Los incidentes de marzo pasado, que derivaron en enfrentamientos sectarios entre facciones pro-régimen y fuerzas leales a Assad, marcaron un punto de inflexión. La violencia derivada dejó cientos de muertos y expuso la fragilidad del nuevo orden. La comunidad drusa, históricamente marginada y dispersa entre Siria, Líbano, Israel y los Altos del Golán, se ha visto particularmente afectada.
La situación actual amenaza con generar un nuevo frente de conflicto regional en un área que ya presenta alta densidad de tensiones, tanto por la presencia de milicias respaldadas por Irán como por el rol creciente de actores internacionales.
El dilema israelí
El gobierno israelí se encuentra ante una encrucijada estratégica: por un lado, reafirma su alianza histórica con la comunidad drusa —que cuenta con miles de reservistas en sus filas militares—; por otro, se expone a una potencial guerra en múltiples frentes, especialmente si la situación en Siria se descontrola y genera una intervención iraní o de Hezbollah.
El primer ministro Benjamin Netanyahu llamó este miércoles a los ciudadanos drusos a no cruzar la frontera “sin coordinación”, remarcando que tal accionar “pone en riesgo tanto a civiles como a fuerzas israelíes”. Sin embargo, la presión interna por una mayor implicancia israelí sigue en aumento, en lo político, lo militar y lo humanitario.
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