Según fuentes cercanas al Kremlin, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, tiene la intención de seguir luchando en Ucrania hasta que Occidente se comprometa con sus condiciones de paz, sin importar las amenazas de Donald Trump de endurecer las sanciones. Putin cree que la economía de Rusia y su ejército son lo suficientemente fuertes como para capear cualquier medida occidental adicional, y que sus exigencias territoriales podrían ampliarse a medida que avancen las fuerzas rusas, en palabras de las fuentes.

Las personas familiarizadas con el asunto, que emitieron declaraciones a Reuters en condición de anonimato, afirmaron que el líder ruso no detendrá la guerra aunque exista la presión desde Occidente, y que cree que Rusia “ha sobrevivido a las sanciones más duras”, por lo que puede soportar aranceles estadounidenses.
Y si bien los mandatarios han dialogado en múltiples ocasiones, así como también ha viajado a Rusia el enviado especial estadounidense Steve Witkoff, una de las fuentes declaró que “Putin cree que nadie se ha comprometido seriamente con él sobre los detalles de la paz en Ucrania -incluidos los estadounidenses-, por lo que continuará hasta que consiga lo que quiere. Putin valora la relación con Trump y mantuvo buenas conversaciones con Witkoff, pero los intereses de Rusia están por encima de todo”.
Las frustraciones de Trump
En estos últimos días, Trump expresó su frustración por la negativa de Putin a acordar un alto el fuego y anunció una oleada de suministros de armas a Ucrania. En paralelo, amenazó con nuevas sanciones a Rusia a menos que se alcanzara un acuerdo de paz en un plazo de 50 días, un objetivo irresuelto que Trump planteó como prioridad en su nuevo mandato al frente de la Casa Blanca.

“Recibimos un montón de bulls*** que nos lanza Putin, si quieren saber la verdad. Es muy amable todo el tiempo, pero resulta que no tiene sentido. Putin realmente sorprendió a mucha gente. Habla bonito y luego bombardea a todo el mundo por la noche”, agregó Trump, y tajante sentenció: “No me gusta”.
Las críticas hacia Putin surgen en medio de la confirmación estadounidense de enviar sistemas de defensa antiaérea Patriot a Ucrania. La decisión representa un giro importante en la política exterior estadounidense, que anteriormente rechazaba el aumento de ayuda militar a Kiev, y ocurre tiempo después de que el Pentágono suspendiera temporalmente algunos envíos de armamento, incluyendo misiles, debido a preocupaciones sobre las reservas militares estadounidenses.
Los “no negociables” del Kremlin
Las fuentes cercanas al Kremlin destacaron otro punto crucial: algunas condiciones de Putin son innegociables para un acuerdo de paz, como el compromiso jurídicamente vinculante de que la OTAN no se expandirá hacia el este, la neutralidad de Ucrania y límites a sus fuerzas armadas, la protección de los rusoparlantes que viven allí, y la aceptación de las ganancias territoriales de Rusia. El líder ruso también estaría dispuesto a debatir una garantía de seguridad para Ucrania en la que participen las principales potencias.
Desde ya que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha declarado que su país nunca reconocerá la soberanía de Rusia sobre sus regiones conquistadas, y que Kiev conserva el derecho soberano a decidir si desea ingresar en la OTAN. Sin embargo, una segunda fuente familiarizada con el pensamiento del Kremlin dijo que Putin consideraba los objetivos de Moscú mucho más importantes que cualquier posible pérdida económica derivada de la presión occidental.

Los informantes también destacaron que la economía rusa, orientada a la guerra, supera la producción de la OTAN en municiones clave, como proyectiles de artillería, y que sus tropas llevan ventaja en el campo de batalla. Moscú ya controla casi una quinta parte del territorio ucraniano, y según datos de DeepStateMap, un mapa de inteligencia de fuente abierta sobre el conflicto, los soldados rusos han avanzado unos 1.415 kilómetros cuadrados en los últimos tres meses.
En la actualidad, Rusia controla Crimea, toda la región oriental de Lugansk, más del 70% de las regiones de Donetsk, Zaporizhia y Kherson, y fragmentos de las regiones de Járkov, Sumy y Dnipropetrovsk. La posición pública de Putin es que esas cinco primeras regiones -Crimea y las cuatro regiones del este de Ucrania- forman ahora parte de Rusia y Kiev debe retirarse antes de que pueda haber paz.
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