El pasado lunes, la Oficina de Industria y Seguridad de Estados Unidos solicitó “comentarios públicos” que puedan llegar a ser pertinentes para la investigación que están llevando a cabo sobre China y su industria de drones y electrónica. “Se invita a las partes interesadas a presentar comentarios por escrito, datos, análisis u otra información pertinente para la investigación”, señala el organismo en un documento oficial.

La investigación comenzó el 1 de julio en virtud de la “Sección 232” de la Ley de Expansión Comercial. Si bien no nombra explícitamente a China, se estima que examinará la dependencia estadounidense de los sistemas importados de aeronaves no tripuladas -incluidos los drones utilizados con fines comerciales, industriales y militares-, así como del polisilicio, un material fundamental utilizado en paneles solares y semiconductores.
Justamente, aunque no se menciona directamente a China, el gigante asiático domina ambos sectores y ostenta el liderazgo mundial. Por ello, la investigación estadounidense busca “allanar el camino” sobre ambos mercados en pos de reforzar la posición de Washington en futuras conversaciones comerciales con Pekín.
Investigaciones legales, pero ¿a qué costo?
La Sección 232 otorga al presidente de EE.UU. el poder de imponer aranceles si una investigación del Departamento de Comercio concluye que determinadas importaciones amenazan la seguridad nacional. Trump ha utilizado la ley para imponer aranceles al acero, el aluminio y los automóviles, y el arancel del 50% sobre el cobre con el que amenazó la semana pasada también procede de una investigación de la Sección 232.

Pese a las facultades que le otorga la ley, Trump podría estar arriesgándose al llevar a cabo esta investigación. Para analistas como Alfredo Montufar-Helu, asesor de alto nivel en China, este accionar podría tener consecuencias imprevistas. “Incluso si esta investigación desemboca en la imposición de aranceles, el impacto no será material para la industria china. El principal problema es que esto podría potenciar las voces más beligerantes dentro del Gobierno chino, lo que llevaría a un endurecimiento de la postura en futuras conversaciones comerciales”, declaró a South China Morning Post.
La postura de Washington ratifica que este tipo de investigaciones permiten que el país tenga “ventaja” en futuras negociaciones comerciales, utilizando los resultados obtenidos para ganar influencia. Además, la investigación podrá examinar la posibilidad de prácticas comerciales desleales o de sobreproducción respaldadas por el Estado, y si los exportadores extranjeros podrían militarizar su control sobre las cadenas de suministro para amenazar la seguridad nacional estadounidense.
El mercado de los drones
En 2024, China consolidó su liderazgo en industrias estratégicas globales a través de dos vectores clave: la producción de drones y el dominio del mercado de polisilicio. Según datos de las aduanas chinas, el país exportó 3.72 millones de drones, por un valor de 2.100 millones de dólares, posicionándose como el principal proveedor mundial de estas tecnologías.
Según lo expresado por la agencia investigadora, se busca abordar la preocupación de que gobiernos o empresas extranjeras puedan hacer un uso indebido de la tecnología de drones o hacerse con el control de partes clave de la cadena de suministro. Principalmente porque empresas de China, como DJI, tienen una cuota del 90% del mercado comercial estadounidense.

Pero lo más importante no son sólo las empresas que los fabrican, sino que múltiples firmas chinas dominan también la producción de componentes clave. De acuerdo con la agencia Xinhua, Pekín produjo más del 90% del polisilicio global, un componente esencial para la industria solar y electrónica, desplazando por completo el liderazgo que hasta hace una década ostentaba Estados Unidos. Las exportaciones chinas de polisilicio crecieron un 370% en volumen, superando las 40.000 toneladas, y generaron ingresos cercanos a los 350 millones de dólares, lo que representa un aumento interanual del 97%.
Según Estados Unidos, muchos fabricantes extranjeros recurren a proveedores de China para obtener piezas que no pueden conseguir en otros lugares, y esto es importante tenerlo en cuenta considerando que se prevé un aumento de la demanda de drones en Estados Unidos, especialmente en los sectores agrícola, de la construcción, marítimo e industrial. La administración de Trump no quiere correr riesgos, y por eso la estrategia del gobierno apunta a limitar la dependencia de insumos chinos en sectores sensibles.
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