El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, aseguró que en caso de una invasión china a Taiwán, Beijing podría solicitar a Rusia que abra un segundo frente militar en Europa contra países de la Alianza Atlántica, con el fin de dispersar las fuerzas de defensa occidentales. Así lo expresó en una entrevista publicada el 5 de julio por The New York Times.
“Si Xi Jinping decide atacar Taiwán, no seamos ingenuos: lo primero que haría sería llamar a su socio menor, Vladimir Putin, y decirle: ‘Necesito que mantengas ocupados a los europeos atacando territorio de la OTAN’”, señaló Rutte, ex primer ministro de Países Bajos y actual líder del mayor bloque militar del mundo.
Riesgo de escalada global: Rusia como cómplice estratégico
El planteo de Rutte se enmarca en un escenario de creciente preocupación por la posibilidad de un conflicto en el Estrecho de Taiwán, que podría derivar en una escalada de alcance global. El antecedente de la invasión rusa a Ucrania en 2022 ha sido visto por analistas como un laboratorio para entender cómo podrían reaccionar las democracias occidentales ante un ataque similar por parte de China.

Según el secretario general, una acción coordinada entre China y Rusia tendría como objetivo saturar las capacidades de respuesta de la OTAN, forzando una disgregación de recursos entre Europa y el Indo-Pacífico.
“Para disuadirlos, debemos hacer dos cosas: que atacar a la OTAN sea un acto suicida para el Kremlin, y reforzar la cooperación con el Indo-Pacífico”, afirmó Rutte, subrayando la importancia de los vínculos entre las democracias occidentales y aliados asiáticos.
China y Rusia: convergencia estratégica en tiempos de tensión
Desde hace años, Moscú y Beijing han profundizado una asociación estratégica sin límites declarados, con múltiples encuentros entre Xi Jinping y Vladimir Putin y una creciente coordinación en foros como la OCS, el BRICS y ejercicios militares conjuntos. La posibilidad de una “doble ofensiva” —China en Asia y Rusia en Europa— es cada vez más contemplada en círculos de defensa occidentales.
Taiwán, por su parte, denunció en mayo un aumento sin precedentes de la presión militar china, con el despliegue diario de decenas de buques de guerra y embarcaciones gubernamentales en lo que Taipei calificó como una “campaña de presión extrema”.
El factor Trump y la agenda OTAN-Indo Pacífico
Rutte también destacó el respaldo del expresidente Donald Trump a una mayor cooperación entre la OTAN y aliados del Indo-Pacífico, como Japón, Corea del Sur, Australia y Filipinas. La interconexión tecnológica, la industria de defensa compartida y la convergencia diplomática son vistas como claves para contener los avances geoestratégicos de China.

“Para que EE.UU. se mantenga fuerte y seguro, necesita una acción conjunta en la seguridad europea y del Indo-Pacífico”, aseguró el titular de la OTAN.
Moscú, con capacidad de amenaza renovada
El llamado de alerta de Rutte también se basa en datos recientes. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), el presupuesto de defensa ruso aumentó un 42% en términos reales en 2024, alcanzando los 462.000 millones de dólares, superando el gasto combinado de todas las naciones europeas.
En ese sentido, el jefe de la OTAN advirtió que Rusia podría recuperar plenamente su capacidad militar ofensiva en un plazo de cinco años, lo que exige decisiones urgentes por parte de los miembros de la Alianza para fortalecer sus sistemas disuasivos.
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